domingo, 12 de agosto de 2018

El apóstol Pablo y las Epístolas Paulinas.



Pablo y las cartas paulinas.
 
Introducción.


No cabe duda que uno de los personajes bíblicos que más ha despertado el interés, no solo de teólogos y de exegetas, sino también de  literatos e historiadores. Es sin duda alguna el   apóstol Pablo; el cual, hasta nuestros días, ha dejado una gran huella imborrable en el mundo; sobre todo en cuanto a fe y religión. Pero también un enorme  legado en la comprensión de Cristo como Mesías y Salvador del mundo. Es Pablo quien mejor expuso las doctrinas y mensajes de Jesús; siendo estas enseñanzas y este anuncio,  un maravilloso legado para la humanidad.

Lo cierto es que alrededor de esta figura, se encierra mucho dilemas, controversias y argumentos encontrados, tanto teológicos como históricos, literarios y étnicos; también existen innumerables debates sociológicos, ¡vamos! para acabar pronto, hay muchas formas de abordar a Pablo y en todas ellas, siempre tendrán mucho material  tanto para descubrir como  para aportar.

Desde su nacimiento y formación como Saulo de Tarso, hasta su conversión como Pablo el misionero, el predicador, el ideólogo, el hacedor  de una gran estructura, organización y formación, de una comunidad llamada “Iglesia”.

El pertenecer a  una raza “escogida” por Dios, hace ya de por sí, una fuerte y complicada argumentación acerca de su persona y enseñanzas, cabe decir que estas mismas enseñanzas, han sido objeto de estudios de eruditos de todo el tiempo, pasando por: Orígenes, Anastasio, Clemente y Otros; hasta llegar a nuestros tiempos contemporáneos.

¡Se ha discutido! por ejemplo: ¿si Pablo es o no judío?, ¿si es o no Cristiano?, ¿si escribió o no las cartas que llevan su sello de autoría?, y por consiguiente en algunos de los casos más extremos, algunos se han preguntado ¿si Pablo verdaderamente existió o no existió? Estas y otras interrogantes, han estado asaltando no solo al mundo antiguo, sino al mundo moderno, y han causado tensión de manera Universal en las religiones de todo el mundo.

Su impronta conversión al cristianismo; por supuesto, que no paso por alto ni inadvertido por las personas de su tiempo, al pasar de ser un Fariseo celoso a un predicador imparable del evangelio de Jesucristo. Esto causaría desde ya una gran revuelta ideológica y filosófica alrededor de su imagen y de su persona.

Al sostener Pablo al contrario de las comunidades judías de su tiempo, de que, la salvación es por fe y no por obras como se entendía y se sostenía por aquellos, causaría un gran furor en los pensadores de su época y sus conciudadanos Judíos. Asimismo, al presentar la resurrección de Jesús, desde la misma filosofía  griega de su época, impactara desde ya,  a las comunidades  contemporáneos de sus alrededores, en especial a los filósofos griegos, quienes se preguntaban ¿Quién era este hombre que hablaba con tal vehemencia?, y ¿de dónde procedía su conocimiento? A tal grado de tener con ellos varios encuentros expositivos del evangelio, argumentos para ellos, que surgía como ideología sectaria---para ese entonces---dentro de la  religión Judaica.

Pero sea cual sea el apartado que se haga de Pablo para su estudio, lo importante en él, fue su gran aporte al Cristianismo; asimismo,  su necesidad de expandir el conocimiento en Cristo Jesús. O al menos, el de prestar su imagen o persona---si así fuera el caso---para llevar a cabo la gran labor misionera a todas las comunidades alrededor de Palestina. Misión que tenemos como premisa en el libro de Mateo capítulo 28, en su versículo 19 “la gran comisión”, reiterada en Marcos capítulo 16 versículo 15. Y que ha sido fundamento de nuestra fe y de la esperanza venidera para nosotros los cristianos, y de pensamiento,  filosofía y de religión para estudiosos del tema.

En esta pequeña relatoría, pretendo llevar a cabo, una sinopsis de la biografía, vida y obra Saulo de Tarso, desde su nacimiento, hasta su conversión, pasando por los pequeños paréntesis de sus viajes misiones y su trayectoria como portador del mensaje mesiánico de Jesús; asimismo, su literatura y sus enseñanzas, pero también a modo de conclusión, pretendo entablar un dialogo con algunas de las controversias que presentan por ende las enseñanzas de este personaje. 





breve Biografía del apóstol  Pablo.

Saulo nació en Tarso de Cilicia, centro de la cultura,  saberes y conocimientos griegos, según se manifiesta en el libro  de los hechos capítulo 21, en su versículo 39,[1] de una familia Judía de la tribu de Benjamín, cuando el martirio de Esteban aproximadamente entre los años 33 al 36, era muy joven de unos 30 años poco màs o menos. Pablo es el nombre griego de Saulo, hombre de raza hebrea y de religión Judía.

Saulo, fue educado en el fariseísmo. Una de las facciones del Judaísmo del siglo I; así lo deja claro cuando lo narra en uno de sus escritos, la carta de los Gálatas, su celo por el Judaísmo le llevo a perseguir al naciente grupo de cristianos (Gálatas 1:13-14), mismos que consideraba contrarios a la pureza y ortodoxia  de la religión Judía. Hasta que en una ocasión, camino de damasco, Jesús se le revelo y le llamo para seguirle, del mismo modo como antes, había hecho con los apóstoles. Saulo respondió, a este llamado y se bautizó dedicando su vida a la difusión del evangelio de Jesucristo (Hechos 26:4-18).

El centro del mensaje predicado por Pablo, es la figura de Cristo, desde la perspectiva de lo que ha realizado; de cara, a la salvación de los hombres. La redención obrada por Cristo, se pone en relación muy estrecha con el padre y con la del espíritu, marca un punto de reflexión en la situación del hombre y en su relación con Dios mismo.

Su familia pertenecía a los hebreos; es decir, a los Judíos de lengua aramea y a los Fariseos, y era irreprochable en cuanto a la justicia (Filipense 3:6),  su padre era ciudadano de Tarso, debe suponerse, que debió ser de buena posición (filipense 3:8).

Es bastante fácil delinear la vida general de Pablo; desde que se convierte y entra a formar parte de los seguidores de Cristo. Sube varias veces a Jerusalén donde se encuentran con Pedro y participa en el concilio de los apóstoles. Una intensa actividad misionera, lo convierte en un peregrino en todo el arco del Mediterráneo oriental, con paradas largas en Antioquia de Siria, Corintio Éfeso y Roma, donde muere mártir bajo el imperio de Nerón.[2]

  Durante su conversión, cuando Pablo hablaba del mensaje de Cristo, este es  rechazado, probablemente por su carácter o algunos aspectos de su doctrina, algunos le piden que regrese a Tarso; así mismo, hablaba también y discutía con los helenista, pero estos intentaban matarle. Los hermanos al saberlo, le llevaron a Cesárea y le hicieron marcharse a Tarso. Pablo era un estudioso de las enseñanzas rabínicas de su tiempo y muy celosos de sus tradiciones, estudia en Tarso y luego en Jerusalén. Era un intelectual, maestro y rabino; además, se le consideraba un gran teólogo en su tiempo; un escriba habituado a pensar escribir, y  a investigar la biblia de los 70.

Pablo frecuentemente manifiesta sus sentimientos y sus sensaciones. El no trasmite solo un mensaje sino su experiencia. Su personalidad era firme e increíblemente incisiva.

Como apóstol Pablo, es un don del evangelio y de la vida en la cultura concreta. Cuando sale de la comunidad de Antioquia lleva el evangelio a “los confines de la tierra”. Esto es particularmente interesante para nosotros porque él tiene una capacidad única para entender el evangelio: lo siente, lo degusta y lo vive. Al mismo tiempo tiene una gran capacidad para sentir y vivir los problemas humanos, Pablo es un perfecto inculturador. La  cultura de Tarso, es totalmente diversas de las zonas centrales de Asia menor o de tesalónica, Corintio o Atenas. No obstante, él con mucha inteligencia, sabe abrirse paso dentro de ellas.

Pablo se encontró con el movimiento cristiano cuando este se hallaba en los albores mismos de sus orígenes.

Sin embargo, a pesar que Pablo se convirtió en uno de los emblemas más grande del cristianismo y fue abrasado fuertemente por esta comunidad, esto mismo causaría furor a otros sectores no cristianos llevándolo a la muerte en Roma fechada en el año 58 aproximadamente; así lo cita Senén Vidal en su obra literaria “Pablo” De Tarso a Roma, el cual lo expresa de la siguiente manera:

“…El radical enfrentamiento que ese encuentro provoco en un comienzo se convirtió pronto, de modo sorprendente, en una acogida entusiasta. Eso sucedía en los inicios de la década de los años 30 en Damasco, muy poco después de la crucifixión de Jesús de Galileo en Jerusalén.
El final del nuevo camino iniciado entonces por Pablo lo marco violentamente su ejecución en Roma, que, según la reconstrucción cronológicamente más probable, habría que fijar en el año 58…[3]

Esto quiere decir que la figura de Pablo abarco la primera generación completa del naciente cristianismo; es decir, la época más decisiva de aquel movimiento mesiánico cuando tuvo que abrirse el camino en la historia como una nueva tendencia  religiosa,  social, cultural, e ideológica. En correspondencia con su origen en el Judaísmo helenista, Pablo estuvo ligado a la corriente helenista desde los primeros momentos que este nuevo movimiento (cristianismo) se abrió al mundo gentil y fue creando pequeñas comunidades mesiánicas en las grandes ciudades de las cuencas del Mediterráneo. Eso le proporciono un amplio contacto aunque no siempre exento de fricciones, con diferentes posicionamientos dentro esa variada corriente cristiana.

Las fuentes de donde obtenemos parte de los escritos para hablar sobre la vida de pablo, son:

a-.) Las cartas auténticas del mismo autor, describiéndose en estas el contexto histórico, con sus respectivas variantes.

b.-) Los documentos representados por los escritos de la escuela Paulina posterior, los libros de los hechos de los Apóstoles y otros documentos de la literatura cristiana antigua, incluyendo documentos apócrifos de la época del siglo II d. c.

c.-) Tradiciones conservadas por las comunidades Paulinas y no Paulinas, asimismo las diferentes leyendas populares[4] .

Por último, es de hacerse mención, que el oficio de Pablo era un tanto artesanal, aunque queda expuesta a la especulación, ya que este no se precisa con exactitud ni detalle, sobre el significado real de  la frase “constructor de tiendas” (según Hch 18:3). [5]       


    



Las Cartas de Pablo


Después que Pablo, fundara numerosas y florecientes comunidades en el mundo helenista;  èl, no las privo de su cuidado pastoral. Su preocupación por todas las iglesias constituyo su presión cotidiana; era de esperarse de un hombre recio como Pablo de Tarso, tan celoso en sus actividades y en todo lo que realizaba---como quedo de manifiesto en su carácter fuerte---que después de haber manifestado tan celosamente a Cristo Crucificado, en todas las comunidades, aldeas y lugares donde el pasaba,  fuera de suma importancia en su vida velar por la seguridad de que, esas buenas noticias--- como se le llamaba a este anuncio---[6], se mantuvieran en el corazón de los lugareños y en las comunidades circunvecinas; por eso mismo, y en ese tenor; es que en repetidas ocasiones, y debido a que, por diferentes circunstancias no podía estar de manera física con sus seguidores y con dichas comunidades, Pablo  tenía que mantener un contacto directo de una u otra manera y de forma estrecha con estos grupos.

De esta manera, Pablo, para resolver algunas controversias o responder a preguntar abiertas de parte de estos grupos o simplemente para contribuir en el desarrollo de la fe y aumentar en ellas el amor al Mesías, predicado hasta el cansancio por el mismo;  y para  defender su doctrina y su conversión apostólica. Envía misivas o cartas (epístolas), con objetivos y temas específicos; donde exponía, de manera elocuente sus planteamientos y recomendaciones sobre el caso en cuestión; asimismo Saulo de Tarso,  se va a convertir en un destacado escritor y pensador teológico de su época, manifestando un alto grado reflexivo: tanto doctrinal como ideológico y filosófico de su tiempo. A tal grado de exponer sus ideas en repetidas veces y en circunstancias diferentes, tanto con reyes como a  filósofos de sus tiempo. Logrando incluso, refutarles o argumentarles desde su propia filosofía e ideologías. Así lo mencionan y queda registrado en  las sagradas escrituras, específicamente  en el libro de los hechos;  el cual manifiesta lo siguiente:

 

Discurso de Pablo en el Areópago.


“…22 Pablo, erguido en el centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así:
Atenienses: resulta a todas luces evidentes que ustedes son muy religiosos. 23 Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando los monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: “Al dios desconocido”. Pues al que ustedes adoran sin conocerlo, a ese les vengo a anunciar. 24 Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres…[7].

            En su vida Apostólica, Pablo realizaría cuatro viajes a diferentes lugares; llevando el mensaje del Mesías resucitado. Del  cual a continuación, hago una breve sinopsis  de la manera siguiente: Primer viaje, se hizo acompañar de Bernabe y Juan Marcos, visitando Seleucia (Antioquia de Siria), Chipre, Antioquía de Psidia (Juan Marcos regresa a Jerusalén), Iconio, Derbe y Vuelta a Antioquìa de Siria; Segundo viaje misionero,  se hace acompañar de Silas y Timoteo. Visitan: Jerusalén, Antioquia de Siria, Asia Menor (Troas, Macedonia (Filipos, Tesalonica su capital, y Berea), Grecia (Éfeso, Corinto, Mileto), y vuelta a Antioquia de Siria. Tercer Viaje Misionero, lo acompaña Apolo, visitan: Asia Menor (Macedonia, Troas), Grecia (Efeso, Corinto,  Mileto) Jerusalen, donde es detenido. Cuarto Viaje Misionero, lo hara bajo arresto desde Jerusalen, acompañado por un centurión que lo conduce a Roma, donde será juzgado. Pablo en este último viaje, se hace acompañar de Lucas, visitando pasando por Roma, Cesárea marítima, Grecia (Greta), Islas de Malta. Apelando aquí por su ciudadanía Romana. Preso en Roma, muere en el año 67 aproximadamente, bajo el emperador Nerón.

Durante este periodo, Pablo va a escribir gran parte de lo que hoy conocemos, como el nuevo testamento de las sagradas escrituras. De los 27 libros del  nuevo testamento, la mitad llevan el nombre de Pablo, todos  en forma de carta o también llamadas epístolas. Para ordenarlas tal como se encuentran en nuestro canon bíblico[8], se usaron los siguientes criterios:

a.-) No es de tipo cronológico.
b.-) Tampoco es de manera arbitraria.
1.-).- Las colectivas, llamadas también doctrinales.
2.-).-Las individuales, llamadas también pastorales.

En cada uno de los dos grupos, las màs largas primero, las màs cortas después: y con dos excepciones. La primera excepción es, que, cuando hay dos cartas dirigidas a un mismo sujeto o comunidad, como por ejemplo Corintios 1 y 2, Tesalonicenses 1 y 2, y Timoteo 1 y 2, caso en el cual, la escrita en primer lugar o según su fecha, va delante de la segunda, sea o no sea más larga, y esta queda emplazada inmediatamente detrás de la otra, sea o no más larga que la que le sigue. La segunda excepción es la relativa a la carta dirigida a los hebreos, que no es de autoría Paulina, y que aunque hoy, si este considerada como parte del canon, no siempre lo estuvo, razón por la que, quizás suele ser colocada al final.
Es de hacer notar sin embargo, que, el Apóstol Pablo escribió muchas cartas durante el curso de su actividad misionera; sin embargo, según los eruditos de la época, solo trece de ellas llenaban los requisitos para ser ingresadas, dentro del canon oficial. Pero según escritos bíblicos, y tradiciones, mencionan a Pablo de Tarso, como autor de otras misivas dirigidas a sus seguidores de otras comunidades. Así lo podemos constatar, en los pasajes: 1ª. Corintios 5:9, en el cual se   alude a una carta anterior, escrita a la comunidad eclesiástica de los Corintios; 2ª. De Corintios 2:3-4, aquí, según la interpretación nos habla de una carta “escrita con lágrimas”, compuesta al parecer entre 1ª y 2ª de corintios.
En colosenses 4.16, se menciona según este pasaje, una carta a los laodicenses[9] (Esta carta, no fue establecida dentro de los parámetros para considerarla canónica, sin embargo las tradiciones se la atribuyen con autoría a Pablo).
Al parecer, la colección de las epístolas canónicas de Pablo de Tarso, fueron recopiladas, a finales del siglo I, el mismo autor se muestra consciente de que sus cartas, estaban siendo muy leídas, según lo podemos entender en 2ª de corintios 10:10, estas, por supuesto daban lugar a comentarios, así lo interpretamos también en 2ª. De Pedro 3:15-16, la cual manifiesta lo siguiente “todas las cartas” de “nuestro querido hermano Pablo”, estas pueden referirse a una especie de colección Paulina. En este sentido, Pamela Eisembaum, en su obra “Pablo no fue Cristiano”, menciona lo siguiente:

“…Pablo vivió hace casi dos mil años. En una cultura radicalmente diferente de la nuestra, y cuando escribió en griego antiguo a sus contemporáneos, no tenía ni la más remota idea de la enorme audiencia de la que goza actualmente[10]

Sin embargo, a pesar de esto, debemos entender que es precisamente este fenómeno de distancias lo que  enmarca el misticismo de Pablo, y  a veces la mala interpretación que hacemos de su teología, ya que problamente no entendamos lo que él quería decir y anteponemos lo que nosotros entendemos que él dice. Es decir, normalmente no profundizamos en la escritura del Apóstol, ni mucho menos tratamos al menos de entender su cultura y su contexto, para definir su forma de escribir, y sus inclinaciones ideológicas; aquí permea pues la interpretación relativa de cada persona que intenta leer a Pablo.






  

Conclusión.



El libro de los hechos, nos ofrece una narración ordenada de la obra misionera de Pablo. Y lo presenta como uno de los más grande misioneros cristianos. Obra realizada especialmente en la parte costera oriental del Mediterráneo y que abarca las ciudades de Damasco, Tarso, Antioquia de Siria, Chipre y la Anatolia Suroriental. Luego vienen las ciudades de Filipos, Tesalonica Berea, Atenas y Corinto en Europa, Éfeso, capital de la provincia romana de Asia, y Roma, capital del imperio.

Desde su conversión Pablo, tiene la conciencia de ser llamado a evangelizar a los gentiles (Gal.1:16), vocación confirmada por Pedro y los Apóstoles (Gal.2:9-10).sin embargo, se encuentra también con opositores en Galacia, Corinto y   Filipos.

Pablo, reacciona a estos opositores en el campo de los principio y de la apología personal, él se debate ante todo por “la verdad del evangelio” (Gal. 2:5-14). Es decir, él estaba convencido, de que la salvación había sido dada gratuitamente a todos simplemente por la fe en Cristo muerte y resucitado. Pablo es reconocido por  las columnas de la iglesia de Jerusalen, (Gal. 2:9, por Pedro, Juan, Santiago).

Por esto también Pablo, era considerado un hombre sabio, e inteligente, conocedor  y letrado, difícil de entender y de comprender tanto por el contenido profundo y genial de sus cartas. Como por el modo en que se expresa.

También esto genera un problema, ya que en cierta manera surge un antipaulismo que entre otras cosas, van a tratar de refutar la teología paulina, Pablo decía que es la fe y no las obras de la ley, porque la justificación le fue dada también a Abraham porque creyó. Esta idea es retomada por Santiago, quien  dice que no basta la fe, y que se necesitan las obras y Abraham fue justificado porque estuvo dispuesto a sacrificar a su propio hijo Isaac.

Lo mismo puede entenderse en el pasaje apocalíptico, donde se aprecia un tinte contrario al pensamiento de Pablo, en el sentido de la carne ofrecida a los ídolos; ya que esta se comía frente al templo o se enviaba preparada a personajes reconocidos de la época. Al respecto Vanni Ugo en su obra “Las Cartas de Pablo”, dice lo siguiente:

“…Con respecto a este tema, Pablo decía: los ídolos no son nada, la carne ofrecida a ellos es buena, se debería comer sin problemas; basta con saber de qué se trata…[11]

En este sentido encontramos un pensamiento muy abierto del apóstol Pablo, un poco contrario al pensamiento de su tiempo, el autor del apocalipsis y de otras cartas apostólicas, más concretamente el pensamiento de la escuela joanica, el cual no quería que los cristianos, participaran de estos banquetes.

Por último, podemos mencionar que tenemos un conjunto de epístolas, llamadas corpus paulinum o cartas pastorales, estas fueron enviadas a sus colaboradores Timoteo, Tito, y junto a la carta dirigida a  Filemón, tratan de organizar a la iglesia como tema central, y además en estas, se sintetizan las doctrinas Paulinas y se intenta además perpetuarlas en el tiempo.

En la carta 1ª. De Timoteo, Pablo relaciona a Cristo con la Iglesia (1ª Tim. 3:16) y lo coloca como anuncio central en su evangelio, y en segundo lugar Pablo afronta el tema de la estructura organizativa de la iglesia y re refiere al comportamiento del cristiano dentro y para con ella (la iglesia). En este sentido, el Apóstol, presenta en estas cartas y en especial en la carta Timoteo, una especie de plan: más que atacar hacia afuera, tratando de imponerse sobre los cultos paganos de la época o tratando de neutralizar las polémicas entre los cristianos de origen judío y pagano, se trata de superar, en el seno de la comunidad, la tentación a caer en gnosticismo. Asimismo frente a esta doctrina, Pablo presenta el evangelio como  proyecto de Dios, el cual fue confiado primeramente a Pablo y luego a los cristianos, para luego inmediatamente ser confiado a todos hasta los confines de la tierra. El desarrollo de este plan requiere, sea respetado el culto y la oración, así como el comportamiento a observar, en la casa de Dios. En este sentido, Pablo encarga a su “hijo” Timoteo, presentándose a sí mismo como uno de los primeros destinatarios de la salvación, la labor de organizacion.  Pablo recibe la fe y el amor como dones gratuitos de Jesucristo. Finalmente en esta carta se le confiere a Timoteo la autoridad de evangelizar atraves de la imposición de manos.

Es de hacer notar en esta carta, hablando sobre la escritura critica de la teología Paulina, indica que por sus características, fue compuesta por alguien perteneciente a la tercera generación de cristianos, es muy probablemente que las llamadas cartas pastorales, fueran escritas a comunidades fundadas por Pablo, sin embargo, a su muerte, se encontraron ante el desafió de su interpretación y aplicación a las circunstancias históricas que estaban pasando pos época paulina. Para este fenómeno, se ideo la solución y esta era a consideración de los cristianos de ese entonces, presentarla en el tiempo como “la sana doctrina” otorgándole la autoridad de estas,  a Pablo y relacionándola con el ministerio de Timoteo. Uno de los elementos, que llama mucho la atención al leer la 2ª. Carta de Timoteo, es el hecho de que el autor, utiliza algunas referencia de otras cartas consideradas para entonces como paulinas, haciendo una verdadera adaptación de dicho material al contexto a la cual dirije la carta. Al utilizar el nombre de Pablo en estas cartas, tenían contrapeso,  además de que eran aceptadas por la mayoría de las  comunidades de ese entonces, esto  debido a la fama y la figura del mismo Saulo de Tarso.

En la carta a Tito, si bien se le atribuye la autoría a Pablo en el versículo 1:1-4, hay por cierto en esta carta, elementos que nos indican que la carta, no es paulina. Por ejemplo, en lo que respecta al pensamiento y el lenguaje que utiliza para expresarlo. Pues las situaciones que se describen y se pueden entender tras la carta, no coinciden con la vida y el ministerio de Pablo. Por otro lado existe una tensión muy marcada al respecto, ya que también se pueden encontrar elementos paulinos. Tito aparece como un colaborador de Pablo, y describe situaciones reales tal como aparecen en otras cartas de su autoría. En esta epistola, se dan además, muy pocas referencia sobre Tito, encontrando solamente que este  va a Jerusalén con Pablo.  Gálatas nos aporta otra pista, y lo describe en el capítulo  2:1-3,  como un griego no circuncidado. En esta misiva, tampoco el apóstol hace mención del viaje de Tito a Creta, aunque la tradición posterior lo hace aparecer como el primer obispo de este lugar. Aquí Pablo deja en claro, que la iglesia es presentada como columna y fundamento de la verdad cristiana, lo encontramos en 1ª. Timoteo 3:15, y la casa de Dios como una comunidad cristiana administrada por el obispo. También se escribe en esta, la idea de enfrentar a los falsos maestros que ponían en peligro la fe de la comunidad (Tito 1:10).
Asimismo, en la carta dirigida a la comunidad de los Hebreos, encontramos herramientas y elementos, que nos hacen pensar que existe una tensión por adjudicar la autoría de la misma al apóstol Pablo, pues esta, no nombra como primera instancia un emisor, ni un destinatario; por lo tanto no pretende, como en los otros escritos pseudoepigraficos, haber sido escrita por nuestro personaje. Al respecto, las diferentes tradiciones entran en pugna queriendo hacer una exegesis de autoría, respecto a esta epístola, encontrándose, a Clemente y Orígenes---teólogos Alejandrinos--- como comentaristas al respecto, los cuales consideraban que la carta era de Pablo, pero que sin embargo hacían notar la diferencia de estilo con respecto a las otras cartas emitidas por el apóstol, y suponían que ella había sido escrita por un secretario autónomo que habría mediado su pensamiento. Es a partir de Atanasio y para los posteriores padres griegos que en su opinión, la carta indudablemente pertenecia al apóstol. Ugo Vanni menciona al respecto lo siguiente: “…que la carta a los Hebreos se encuentra entre la carta a los Romanos y la Primera carta a los Corintios, por lo tanto es reconocida sin duda por Pablo…” Ugo Vanni Sj  (2002).

Así mismo, en occidente en un principio, la carta a los hebreos no fue incluida dentro del corpus paulinum. Tertuliano considera que su autor es Barnabas (Bernabé). Cipriano y Agustín no la conocen  como carta de Pablo. Sólo bajo el peso de la tradición oriental, Occidente la acepto como carta paulina. Sin embargo, no está en el canon entre  el grupo de las grandes cartas y en que le correspondería por amplitud,   sino que figura en el último lugar y esto revela una duda evidente Ugo Vanni (2002).

Sin embargo hablando en este sentido tan contradictorio, la carta es para la exegesis contemporánea considerada como deuteropaulina por la particularidad del idioma y las ideas. Pero podemos hacer notar que con respecto al contenido, que: la carta puede ser relacionada con Pablo por diferentes temas. En ambos casos Cristo es el mediador de la creación, que desde la eternidad estaba en la Gloria divina, siendo este en el tema central el mediador entre los hombres. En la misiva  dirigida a los  hebreos, se nombra “los hermanos de Italia les envían saludos”, se nombra a Italia, como punto de referencia, esto puede significar que los emisores estaban en Italia, o bien que entre ellos hay hermanos que provienen de ese lugar, y que ahora envían allí los saludos. En conclusión sobre esta epístola,  podemos decir que, existen contradicciones sobre el autor o la autoría de esta misma, asimismo encontramos muchas peculiaridades  textuales y literarias, históricas y exegéticas sobre la misma. Pues la  persona y el nombre del autor son desconocidos. Tratar de adivinarlos seria vano e inútil (se han barajado los nombres de Barnabas quien es mejor conocido como “Bernabe”, Lucas, Apolo y también los nombres de Aquila y Priscila.

Tratar de especular sobre esto, es caer en contradicciones de toda índole, pues la biblia a ciencia cierta, no es especifica al respecto; tampoco se dan detalles sobre el autor, lo cierto es que,  el autor de la epístola fuere quien fuere, es también un gran maestro de formación y de espíritu, con un alto grado de conocimiento en la ley (torah) y los profetas. Así mismo podemos decir que la carta a los hebreos es un grande y especial legado de la sinagoga helenista a la Iglesia. La figura de Pablo es muy contradictoria en todos los niveles de comprensión y de estudio, debido a su figura y al peso que representaba su imagen y su fama. Es por ello que cada paso que demos en cuanto a tratar de entenderlo, siempre será un poco complicado. Además,  aunado al misticismo que encierra su personalidad, la comunidad de sus seguidores, las diferentes tradiciones que han tratado de especular o de seguir sus enseñanzas, Pablo el apóstol, siempre dará que hablar, y sobre todo siempre será objeto de estudio no solo teológico sino cultural y étnico. Lo cierto es que Pablo dejo un gran legado cultural y dejo además un fabuloso y maravilloso aporte literario e histórico, así como un gran aporte teológico a los escritos sagrados. Nadie ha podido superar las enseñanzas y los escritos  de este maravilloso Hombre, sus cartas dan un panorama de su biografía, sus obras,  dan conocimiento para entender  al mas grande de todo los  hombres, el que curiosamente un día lo llamara camino a Damasco y me refiero al hijo de Dios, a  Jesucristo.
             



  

Bibliografia.




[1] Donati, Julio, Libro de estudio sobre “La vida y los viajes del apóstol Pablo” pp 1-2.
[2] VANNI ugo, Las cartas de Pablo, Editorial Clarentiana, 1ª. Edición, 2ª. Reimpresión, Buenos Aires 2006, pág. 7.

[3] VIDAL, Senén “Pablo” De Tarso a Roma Colección Presencia Teológica, Editorial Sal Terrae Santander, 2007. Pág. 2. 

[4] Ibídem, pags.17-19.

[5] Ibid. Pag.31.



[6]  La palabra “evangelio” proviene del griego “εὐαγγέλιον”, “euangelion”, que a su vez, proviene de la composición de dos términos: “eu” (“εὐ”), bueno/a; y “angelion” (“αγγέλιον”), noticia, mensaje, dando, por lo tanto, “la buena noticia”.  La raíz “eu” está presente en muchas palabras españolas. Así “eutanasia”, la buena muerte; “eufemismo”, lo que suena bien; “Eulalia”, la que habla bien; y tantas otras. En cuanto a “angelion”, es una raíz presente en otras palabras españolas como “ángel”, que al fin y al cabo, no significa otra cosa que el que porta el mensaje, el mensajero.
 De entre los evangelistas, sólo en Marcos vemos utilizada la palabra, lo que acontece en tres ocasiones. En dos de ellas -la tercera la analizamos más adelante-, su utilización tiene una clara relación con su significado originario de “buena nueva”, “buena noticia”, y aparece en boca del propio Jesús
            “Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”
 (Mc. 8, 35).

 https://www.religionenlibertad.com.

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España.

[8]  La palabra latina “Biblia” se deriva, a través del latín, de la palabra griega biblia (Libros). Que se refiere a un catálogo de libros que la Iglesia Cristiana reconoce como canónicos. El vocablo canon tiene origen del griego kanon que es de origen semítico. En el hebreo la palabra qaneh que significaba caña, la que era utilizada por albañiles y carpinteros como una regla para tomar medidas. En la era cristiana, adquirió un sentido metafórico para referirse a las normas de fe y doctrinas. Desde el siglo IV d.C., los cristianos se refieren al canon como una lista autoritativa de los libros que conforman las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Con ese significado específico, probablemente la palabra canon fue utilizada por primera vez en el año 367 por Atanasio, Obispo de Alejandría. Cada libro, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, para que pudiese formar parte del Canon tuvo que pasar por un exhaustivo proceso de revisión y aprobación. En resumen, la custodia de la integridad del Canon veterotestamentario le fue divinamente encomendada al pueblo judío y la revisión del Canon neotestamentario a la Iglesia de los primeros siglos. Hay libros que fueron duramente cuestionados antes de ser aceptado en lo que hoy es nuestro actual Canon. La Iglesia ha decidido, a lo largo de los siglos, poseer un catálogo de libros canónicos con los objetivos de: definir qué es revelación y doctrina; impedir la adulteración de su contenido; evitar y confrontar las herejías; y para que los creyentes de todos los tiempos puedan estudiar y vivir de acuerdo a los principios que Dios establece. GALLARDO Gómez, Julio. La formación del canon Bíblico, Iglesia Pentecostal Apostólica, Templo Central, pags. 1-2


[9] En la Epístola a los Colosenses bíblica Pablo hace mención sobre una carta que escribió también para la comunidad de Laodicea (laodicenses). Pero esta carta ya no se encuentra en las sagradas escrituras actuales por eso, y después de muchas investigaciones, la carta ha sido considerada como perdida. Pablo reprende a la comunidad debido a su recaída en la esclavitud de la ley y la exhorta al retorno. 01 Pablo, un apóstol de Jesucristo por la Voluntad y la Gracia de Dios, y el hermano Timoteo. Col 1:1 02 A la santa comunidad de Laodicea y a todos los hermanos en Jesucristo que están en ella, y a los sabios en el Espíritu de Dios: «La Gracia esté con vosotros y la verdadera Paz de Dios, nuestro Padre, en el Señor Jesucristo. Col 1:1; Ap 3:14 03 Nosotros agradecemos, alabamos y glorificamos siempre a Dios, al Padre de nuestro Señor Jesucristo, y llevamos muchas preocupaciones y oramos por vosotros a Dios todo el tiempo. Col 1:3; Ro 1:8.  El contenido de la Carta a Laodicea muestra por sí solo, por qué esta carta no fue tomada en cuenta al definir que libros se considerarían para el llamado Canon de la Iglesia que estableció al principio el sistema religioso católico. Los Laodicenses y los Colosenses habían caído en un cristianismo clerical basado en ceremonias, fiestas, etc., en contraposición con lo que Jesús enseñó sobre un cristianismo espiritual. El apóstol Pablo criticó este asunto con gran firmeza en esta carta debido a las ceremonias paganas introducidas. Es claro por el contenido de la carta, que el  Clero Católico no soportó estas críticas, y que luego desapareciera la carta de Pablo tan fácilmente, aunque estamos seguros que no fue debido a falta de cuidado o casualidad.
           Esta carta es para su lectura, estudio y consideración. Esta carta es la número15, que es la totalidad de cartas que tenemos de todas las cartas escritas por Pablo, nuestro apóstol elegido por Jesucristo para poner el fundamento y darnos toda la revelación del evangelio de la gracia del pacto en que vivimos plenamente desde el año 70, ya que se sabe que le escribió más de dos cartas a la comunidad de Corinto.

[10] Einsembaum, Pamela, “Pablo no fue Cristiano”, editorial verbo divino, pag.29.
[11] Ibídem pag.22.

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