Pablo y las cartas paulinas.
Introducción.
No cabe duda que uno de los personajes
bíblicos que más ha despertado el interés, no solo de teólogos y de exegetas,
sino también de literatos e
historiadores. Es sin duda alguna el apóstol
Pablo; el cual, hasta nuestros días, ha dejado una gran huella imborrable en el
mundo; sobre todo en cuanto a fe y religión. Pero también un enorme legado en la comprensión de Cristo como Mesías
y Salvador del mundo. Es Pablo quien mejor expuso las doctrinas y mensajes de
Jesús; siendo estas enseñanzas y este anuncio, un maravilloso legado para la humanidad.
Lo cierto es que alrededor de esta figura, se
encierra mucho dilemas, controversias y argumentos encontrados, tanto
teológicos como históricos, literarios y étnicos; también existen innumerables
debates sociológicos, ¡vamos! para acabar pronto, hay muchas formas de abordar
a Pablo y en todas ellas, siempre tendrán mucho material tanto para descubrir como para aportar.
Desde su nacimiento y formación como Saulo de
Tarso, hasta su conversión como Pablo el misionero, el predicador, el ideólogo,
el hacedor de una gran estructura,
organización y formación, de una comunidad llamada “Iglesia”.
El pertenecer a una raza “escogida”
por Dios, hace ya de por sí, una fuerte y complicada argumentación acerca de su
persona y enseñanzas, cabe decir que estas mismas enseñanzas, han sido objeto
de estudios de eruditos de todo el tiempo, pasando por: Orígenes, Anastasio,
Clemente y Otros; hasta llegar a nuestros tiempos contemporáneos.
¡Se ha discutido! por ejemplo: ¿si Pablo es o
no judío?, ¿si es o no Cristiano?, ¿si escribió o no las cartas que llevan su
sello de autoría?, y por consiguiente en algunos de los casos más extremos,
algunos se han preguntado ¿si Pablo verdaderamente existió o no existió? Estas
y otras interrogantes, han estado asaltando no solo al mundo antiguo, sino al
mundo moderno, y han causado tensión de manera Universal en las religiones de
todo el mundo.
Su impronta conversión al cristianismo; por
supuesto, que no paso por alto ni inadvertido por las personas de su tiempo, al
pasar de ser un Fariseo celoso a un predicador imparable del evangelio de
Jesucristo. Esto causaría desde ya una gran revuelta ideológica y filosófica
alrededor de su imagen y de su persona.
Al sostener Pablo al contrario de las
comunidades judías de su tiempo, de que, la salvación es por fe y no por obras
como se entendía y se sostenía por aquellos, causaría un gran furor en los
pensadores de su época y sus conciudadanos Judíos. Asimismo, al presentar la
resurrección de Jesús, desde la misma filosofía griega de su época, impactara desde ya, a las comunidades contemporáneos de sus alrededores, en especial
a los filósofos griegos, quienes se preguntaban ¿Quién era este hombre que
hablaba con tal vehemencia?, y ¿de dónde procedía su conocimiento? A tal grado
de tener con ellos varios encuentros expositivos del evangelio, argumentos para
ellos, que surgía como ideología sectaria---para ese entonces---dentro de la religión Judaica.
Pero sea cual sea el apartado que se haga de
Pablo para su estudio, lo importante en él, fue su gran aporte al Cristianismo;
asimismo, su necesidad de expandir el
conocimiento en Cristo Jesús. O al menos, el de prestar su imagen o
persona---si así fuera el caso---para llevar a cabo la gran labor misionera a
todas las comunidades alrededor de Palestina. Misión que tenemos como premisa en
el libro de Mateo capítulo 28, en su versículo 19 “la gran comisión”, reiterada en Marcos capítulo 16 versículo 15. Y
que ha sido fundamento de nuestra fe y de la esperanza venidera para nosotros
los cristianos, y de pensamiento,
filosofía y de religión para estudiosos del tema.
En esta pequeña relatoría, pretendo llevar a cabo,
una sinopsis de la biografía, vida y obra Saulo de Tarso, desde su nacimiento,
hasta su conversión, pasando por los pequeños paréntesis de sus viajes misiones
y su trayectoria como portador del mensaje mesiánico de Jesús; asimismo, su
literatura y sus enseñanzas, pero también a modo de conclusión, pretendo
entablar un dialogo con algunas de las controversias que presentan por ende las
enseñanzas de este personaje.
breve Biografía del apóstol Pablo.
Saulo nació en Tarso de Cilicia, centro de la
cultura, saberes y conocimientos griegos,
según se manifiesta en el libro de los
hechos capítulo 21, en su versículo 39,[1] de
una familia Judía de la tribu de Benjamín, cuando el martirio de Esteban
aproximadamente entre los años 33 al 36, era muy joven de unos 30 años poco màs
o menos. Pablo es el nombre griego de Saulo, hombre de raza hebrea y de
religión Judía.
Saulo, fue educado en el fariseísmo. Una de
las facciones del Judaísmo del siglo I; así lo deja claro cuando lo narra en
uno de sus escritos, la carta de los Gálatas, su celo por el Judaísmo le llevo
a perseguir al naciente grupo de cristianos (Gálatas 1:13-14), mismos que consideraba
contrarios a la pureza y ortodoxia de la
religión Judía. Hasta que en una ocasión, camino de damasco, Jesús se le revelo
y le llamo para seguirle, del mismo modo como antes, había hecho con los
apóstoles. Saulo respondió, a este llamado y se bautizó dedicando su vida a la
difusión del evangelio de Jesucristo (Hechos 26:4-18).
El centro del mensaje predicado por Pablo, es
la figura de Cristo, desde la perspectiva de lo que ha realizado; de cara, a la
salvación de los hombres. La redención obrada por Cristo, se pone en relación
muy estrecha con el padre y con la del espíritu, marca un punto de reflexión en
la situación del hombre y en su relación con Dios mismo.
Su familia pertenecía a los hebreos; es
decir, a los Judíos de lengua aramea y a los Fariseos, y era irreprochable en
cuanto a la justicia (Filipense 3:6), su
padre era ciudadano de Tarso, debe suponerse, que debió ser de buena posición
(filipense 3:8).
Es bastante fácil delinear la vida general de
Pablo; desde que se convierte y entra a formar parte de los seguidores de
Cristo. Sube varias veces a Jerusalén donde se encuentran con Pedro y participa
en el concilio de los apóstoles. Una intensa actividad misionera, lo convierte
en un peregrino en todo el arco del Mediterráneo oriental, con paradas largas
en Antioquia de Siria, Corintio Éfeso y Roma, donde muere mártir bajo el
imperio de Nerón.[2]
Durante
su conversión, cuando Pablo hablaba del mensaje de Cristo, este es rechazado, probablemente por su carácter o
algunos aspectos de su doctrina, algunos le piden que regrese a Tarso; así
mismo, hablaba también y discutía con los helenista, pero estos intentaban
matarle. Los hermanos al saberlo, le llevaron a Cesárea y le hicieron marcharse
a Tarso. Pablo era un estudioso de las enseñanzas rabínicas de su tiempo y muy
celosos de sus tradiciones, estudia en Tarso y luego en Jerusalén. Era un
intelectual, maestro y rabino; además, se le consideraba un gran teólogo en su
tiempo; un escriba habituado a pensar escribir, y a investigar la biblia de los 70.
Pablo frecuentemente manifiesta sus sentimientos
y sus sensaciones. El no trasmite solo un mensaje sino su experiencia. Su
personalidad era firme e increíblemente incisiva.
Como apóstol Pablo, es un don del evangelio y
de la vida en la cultura concreta. Cuando sale de la comunidad de Antioquia
lleva el evangelio a “los confines de la tierra”. Esto es particularmente
interesante para nosotros porque él tiene una capacidad única para entender el
evangelio: lo siente, lo degusta y lo vive. Al mismo tiempo tiene una gran
capacidad para sentir y vivir los problemas humanos, Pablo es un perfecto
inculturador. La cultura de Tarso, es
totalmente diversas de las zonas centrales de Asia menor o de tesalónica,
Corintio o Atenas. No obstante, él con mucha inteligencia, sabe abrirse paso
dentro de ellas.
Pablo se encontró con el movimiento cristiano
cuando este se hallaba en los albores mismos de sus orígenes.
Sin embargo, a pesar que Pablo se convirtió
en uno de los emblemas más grande del cristianismo y fue abrasado fuertemente
por esta comunidad, esto mismo causaría furor a otros sectores no cristianos
llevándolo a la muerte en Roma fechada en el año 58 aproximadamente; así lo
cita Senén Vidal en su obra literaria “Pablo” De Tarso a Roma, el cual lo
expresa de la siguiente manera:
“…El radical enfrentamiento
que ese encuentro provoco en un comienzo se convirtió pronto, de modo
sorprendente, en una acogida entusiasta. Eso sucedía en los inicios de la
década de los años 30 en Damasco, muy poco después de la crucifixión de Jesús
de Galileo en Jerusalén.
El final del nuevo camino
iniciado entonces por Pablo lo marco violentamente su ejecución en Roma, que,
según la reconstrucción cronológicamente más probable, habría que fijar en el
año 58…”[3]
Esto quiere decir que la figura de Pablo
abarco la primera generación completa del naciente cristianismo; es decir, la
época más decisiva de aquel movimiento mesiánico cuando tuvo que abrirse el
camino en la historia como una nueva tendencia religiosa, social, cultural, e ideológica. En
correspondencia con su origen en el Judaísmo helenista, Pablo estuvo ligado a
la corriente helenista desde los primeros momentos que este nuevo movimiento
(cristianismo) se abrió al mundo gentil y fue creando pequeñas comunidades
mesiánicas en las grandes ciudades de las cuencas del Mediterráneo. Eso le
proporciono un amplio contacto aunque no siempre exento de fricciones, con
diferentes posicionamientos dentro esa variada corriente cristiana.
Las fuentes de donde obtenemos parte de los
escritos para hablar sobre la vida de pablo, son:
a-.) Las cartas auténticas
del mismo autor, describiéndose en estas el contexto histórico, con sus
respectivas variantes.
b.-) Los documentos
representados por los escritos de la escuela Paulina posterior, los libros de
los hechos de los Apóstoles y otros documentos de la literatura cristiana
antigua, incluyendo documentos apócrifos de la época del siglo II d. c.
c.-) Tradiciones conservadas
por las comunidades Paulinas y no Paulinas, asimismo las diferentes leyendas
populares[4] .
Por último, es de hacerse
mención, que el oficio de Pablo era un tanto artesanal, aunque queda expuesta a
la especulación, ya que este no se precisa con exactitud ni detalle, sobre el
significado real de la frase
“constructor de tiendas” (según Hch 18:3). [5]
Las Cartas de Pablo
Después que Pablo, fundara numerosas y
florecientes comunidades en el mundo helenista; èl, no las privo de su cuidado pastoral. Su
preocupación por todas las iglesias constituyo su presión cotidiana; era de
esperarse de un hombre recio como Pablo de Tarso, tan celoso en sus actividades
y en todo lo que realizaba---como quedo de manifiesto en su carácter
fuerte---que después de haber manifestado tan celosamente a Cristo Crucificado,
en todas las comunidades, aldeas y lugares donde el pasaba, fuera de suma importancia en su vida velar
por la seguridad de que, esas buenas noticias--- como se le llamaba a este
anuncio---[6], se
mantuvieran en el corazón de los lugareños y en las comunidades circunvecinas; por
eso mismo, y en ese tenor; es que en repetidas ocasiones, y debido a que, por
diferentes circunstancias no podía estar de manera física con sus seguidores y
con dichas comunidades, Pablo tenía que
mantener un contacto directo de una u otra manera y de forma estrecha con estos
grupos.
De esta manera, Pablo, para resolver algunas
controversias o responder a preguntar abiertas de parte de estos grupos o
simplemente para contribuir en el desarrollo de la fe y aumentar en ellas el
amor al Mesías, predicado hasta el cansancio por el mismo; y para defender su doctrina y su conversión
apostólica. Envía misivas o cartas (epístolas), con objetivos y temas
específicos; donde exponía, de manera elocuente sus planteamientos y
recomendaciones sobre el caso en cuestión; asimismo Saulo de Tarso, se va a convertir en un destacado escritor y
pensador teológico de su época, manifestando un alto grado reflexivo: tanto
doctrinal como ideológico y filosófico de su tiempo. A tal grado de exponer sus
ideas en repetidas veces y en circunstancias diferentes, tanto con reyes como a
filósofos de sus tiempo. Logrando
incluso, refutarles o argumentarles desde su propia filosofía e ideologías. Así
lo mencionan y queda registrado en las
sagradas escrituras, específicamente en
el libro de los hechos; el cual manifiesta
lo siguiente:
Discurso
de Pablo en el Areópago.
“…22 Pablo, erguido en el
centro del Areópago, tomó la palabra y se expresó así:
Atenienses:
resulta a todas luces evidentes que ustedes son muy religiosos. 23 Lo
prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando los
monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: “Al dios
desconocido”. Pues al que ustedes adoran sin conocerlo, a ese les vengo a
anunciar. 24 Es
el Dios que ha creado el universo y todo lo que en él existe; siendo como es el
Señor de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres…”[7].
En su vida Apostólica, Pablo
realizaría cuatro viajes a diferentes lugares; llevando el mensaje del Mesías
resucitado. Del cual a continuación,
hago una breve sinopsis de la manera
siguiente: Primer viaje, se hizo
acompañar de Bernabe y Juan Marcos, visitando Seleucia (Antioquia de Siria),
Chipre, Antioquía de Psidia (Juan Marcos regresa a Jerusalén), Iconio, Derbe y
Vuelta a Antioquìa de Siria; Segundo
viaje misionero, se hace acompañar
de Silas y Timoteo. Visitan: Jerusalén, Antioquia de Siria, Asia Menor (Troas,
Macedonia (Filipos, Tesalonica su capital, y Berea), Grecia (Éfeso, Corinto,
Mileto), y vuelta a Antioquia de Siria. Tercer
Viaje Misionero, lo acompaña Apolo, visitan: Asia Menor (Macedonia, Troas),
Grecia (Efeso, Corinto, Mileto)
Jerusalen, donde es detenido. Cuarto Viaje Misionero, lo hara bajo arresto
desde Jerusalen, acompañado por un centurión que lo conduce a Roma, donde será
juzgado. Pablo en este último viaje, se hace acompañar de Lucas, visitando
pasando por Roma, Cesárea marítima, Grecia (Greta), Islas de Malta. Apelando
aquí por su ciudadanía Romana. Preso en Roma, muere en el año 67
aproximadamente, bajo el emperador Nerón.
Durante
este periodo, Pablo va a escribir gran parte de lo que hoy conocemos, como el
nuevo testamento de las sagradas escrituras. De los 27 libros del nuevo testamento, la mitad llevan el nombre
de Pablo, todos en forma de carta o
también llamadas epístolas. Para ordenarlas tal como se encuentran en nuestro
canon bíblico[8], se usaron los
siguientes criterios:
a.-) No es de tipo cronológico.
b.-) Tampoco es de manera arbitraria.
1.-).- Las colectivas, llamadas
también doctrinales.
2.-).-Las individuales,
llamadas también pastorales.
En cada uno de
los dos grupos, las màs largas primero, las màs cortas después: y con dos
excepciones. La primera excepción es, que, cuando hay dos cartas dirigidas a un
mismo sujeto o comunidad, como por ejemplo Corintios 1 y 2, Tesalonicenses 1 y
2, y Timoteo 1 y 2, caso en el cual, la escrita en primer lugar o según su
fecha, va delante de la segunda, sea o no sea más larga, y esta queda emplazada
inmediatamente detrás de la otra, sea o no más larga que la que le sigue. La
segunda excepción es la relativa a la carta dirigida a los hebreos, que no es
de autoría Paulina, y que aunque hoy, si este considerada como parte del canon,
no siempre lo estuvo, razón por la que, quizás suele ser colocada al final.
Es de hacer
notar sin embargo, que, el Apóstol Pablo escribió muchas cartas durante el
curso de su actividad misionera; sin embargo, según los eruditos de la época,
solo trece de ellas llenaban los requisitos para ser ingresadas, dentro del
canon oficial. Pero según escritos bíblicos, y tradiciones, mencionan a Pablo
de Tarso, como autor de otras misivas dirigidas a sus seguidores de otras
comunidades. Así lo podemos constatar, en los pasajes: 1ª. Corintios 5:9, en el
cual se alude a una carta anterior, escrita a la
comunidad eclesiástica de los Corintios; 2ª. De Corintios 2:3-4, aquí, según la
interpretación nos habla de una carta “escrita con lágrimas”, compuesta al
parecer entre 1ª y 2ª de corintios.
En colosenses
4.16, se menciona según este pasaje, una carta a los laodicenses[9] (Esta carta, no fue establecida dentro de los parámetros para
considerarla canónica, sin embargo las tradiciones se la atribuyen con autoría
a Pablo).
Al parecer, la
colección de las epístolas canónicas de Pablo de Tarso, fueron recopiladas, a
finales del siglo I, el mismo autor se muestra consciente de que sus cartas,
estaban siendo muy leídas, según lo podemos entender en 2ª de corintios 10:10,
estas, por supuesto daban lugar a comentarios, así lo interpretamos también en
2ª. De Pedro 3:15-16, la cual manifiesta lo siguiente “todas las cartas” de
“nuestro querido hermano Pablo”, estas pueden referirse a una especie de
colección Paulina. En este sentido, Pamela Eisembaum, en su obra “Pablo no fue
Cristiano”, menciona lo siguiente:
“…Pablo
vivió hace casi dos mil años. En una cultura radicalmente diferente de la
nuestra, y cuando escribió en griego antiguo a sus contemporáneos, no tenía ni
la más remota idea de la enorme audiencia de la que goza actualmente…”[10]
Sin embargo, a
pesar de esto, debemos entender que es precisamente este fenómeno de distancias
lo que enmarca el misticismo de Pablo,
y a veces la mala interpretación que
hacemos de su teología, ya que problamente no entendamos lo que él quería decir
y anteponemos lo que nosotros entendemos que él dice. Es decir, normalmente no
profundizamos en la escritura del Apóstol, ni mucho menos tratamos al menos de
entender su cultura y su contexto, para definir su forma de escribir, y sus
inclinaciones ideológicas; aquí permea pues la interpretación relativa de cada
persona que intenta leer a Pablo.
Conclusión.
El libro de los
hechos, nos ofrece una narración ordenada de la obra misionera de Pablo. Y lo
presenta como uno de los más grande misioneros cristianos. Obra realizada
especialmente en la parte costera oriental del Mediterráneo y que abarca las
ciudades de Damasco, Tarso, Antioquia de Siria, Chipre y la Anatolia
Suroriental. Luego vienen las ciudades de Filipos, Tesalonica Berea, Atenas y
Corinto en Europa, Éfeso, capital de la provincia romana de Asia, y Roma,
capital del imperio.
Desde su
conversión Pablo, tiene la conciencia de ser llamado a evangelizar a los
gentiles (Gal.1:16), vocación confirmada por Pedro y los Apóstoles
(Gal.2:9-10).sin embargo, se encuentra también con opositores en Galacia,
Corinto y Filipos.
Pablo, reacciona
a estos opositores en el campo de los principio y de la apología personal, él
se debate ante todo por “la verdad del evangelio” (Gal. 2:5-14). Es decir, él
estaba convencido, de que la salvación había sido dada gratuitamente a todos
simplemente por la fe en Cristo muerte y resucitado. Pablo es reconocido
por las columnas de la iglesia de
Jerusalen, (Gal. 2:9, por Pedro, Juan, Santiago).
Por esto también
Pablo, era considerado un hombre sabio, e inteligente, conocedor y letrado, difícil de entender y de
comprender tanto por el contenido profundo y genial de sus cartas. Como por el
modo en que se expresa.
También esto
genera un problema, ya que en cierta manera surge un antipaulismo que
entre otras cosas, van a tratar de refutar la teología paulina, Pablo decía que
es la fe y no las obras de la ley, porque la justificación le fue dada también
a Abraham porque creyó. Esta idea es retomada por Santiago, quien dice que no basta la fe, y que se necesitan
las obras y Abraham fue justificado porque estuvo dispuesto a sacrificar a su
propio hijo Isaac.
Lo mismo puede
entenderse en el pasaje apocalíptico, donde se aprecia un tinte contrario al
pensamiento de Pablo, en el sentido de la carne ofrecida a los ídolos; ya que
esta se comía frente al templo o se enviaba preparada a personajes reconocidos
de la época. Al respecto Vanni Ugo en su obra “Las Cartas de Pablo”, dice lo siguiente:
“…Con respecto a este tema, Pablo decía: los ídolos no son nada,
la carne ofrecida a ellos es buena, se debería comer sin problemas; basta con
saber de qué se trata…”[11]
En este sentido
encontramos un pensamiento muy abierto del apóstol Pablo, un poco contrario al
pensamiento de su tiempo, el autor del apocalipsis y de otras cartas
apostólicas, más concretamente el pensamiento de la escuela joanica, el cual no
quería que los cristianos, participaran de estos banquetes.
Por último,
podemos mencionar que tenemos un conjunto de epístolas, llamadas corpus paulinum o cartas pastorales,
estas fueron enviadas a sus colaboradores Timoteo, Tito, y junto a la carta
dirigida a Filemón, tratan de organizar
a la iglesia como tema central, y además en estas, se sintetizan las doctrinas
Paulinas y se intenta además perpetuarlas en el tiempo.
En la carta 1ª.
De Timoteo, Pablo relaciona a Cristo con la Iglesia (1ª Tim. 3:16) y lo coloca
como anuncio central en su evangelio, y en segundo lugar Pablo afronta el tema
de la estructura organizativa de la iglesia y re refiere al comportamiento del
cristiano dentro y para con ella (la iglesia). En este sentido, el Apóstol,
presenta en estas cartas y en especial en la carta Timoteo, una especie de
plan: más que atacar hacia afuera, tratando de imponerse sobre los cultos
paganos de la época o tratando de neutralizar las polémicas entre los
cristianos de origen judío y pagano, se trata de superar, en el seno de la
comunidad, la tentación a caer en gnosticismo. Asimismo frente a esta doctrina,
Pablo presenta el evangelio como proyecto de Dios, el cual fue confiado
primeramente a Pablo y luego a los cristianos, para luego inmediatamente ser
confiado a todos hasta los confines de la tierra. El desarrollo de este plan
requiere, sea respetado el culto y la oración, así como el comportamiento a
observar, en la casa de Dios. En este sentido, Pablo encarga a su “hijo”
Timoteo, presentándose a sí mismo como uno de los primeros destinatarios de la
salvación, la labor de organizacion.
Pablo recibe la fe y el amor como dones gratuitos de Jesucristo.
Finalmente en esta carta se le confiere a Timoteo la autoridad de evangelizar
atraves de la imposición de manos.
Es de hacer
notar en esta carta, hablando sobre la escritura critica de la teología
Paulina, indica que por sus características, fue compuesta por alguien
perteneciente a la tercera generación de cristianos, es muy probablemente que
las llamadas cartas pastorales, fueran escritas a comunidades fundadas por
Pablo, sin embargo, a su muerte, se encontraron ante el desafió de su interpretación
y aplicación a las circunstancias históricas que estaban pasando pos época
paulina. Para este fenómeno, se ideo la solución y esta era a consideración de
los cristianos de ese entonces, presentarla en el tiempo como “la sana doctrina” otorgándole la
autoridad de estas, a Pablo y
relacionándola con el ministerio de Timoteo. Uno de los elementos, que llama
mucho la atención al leer la 2ª. Carta de Timoteo, es el hecho de que el autor,
utiliza algunas referencia de otras cartas consideradas para entonces como
paulinas, haciendo una verdadera adaptación de dicho material al contexto a la
cual dirije la carta. Al utilizar el nombre de Pablo en estas cartas, tenían
contrapeso, además de que eran aceptadas
por la mayoría de las comunidades de ese
entonces, esto debido a la fama y la
figura del mismo Saulo de Tarso.
En la carta a
Tito, si bien se le atribuye la autoría a Pablo en el versículo 1:1-4, hay por
cierto en esta carta, elementos que nos indican que la carta, no es paulina.
Por ejemplo, en lo que respecta al pensamiento y el lenguaje que utiliza para
expresarlo. Pues las situaciones que se describen y se pueden entender tras la
carta, no coinciden con la vida y el ministerio de Pablo. Por otro lado existe
una tensión muy marcada al respecto, ya que también se pueden encontrar
elementos paulinos. Tito aparece como un colaborador de Pablo, y describe
situaciones reales tal como aparecen en otras cartas de su autoría. En esta
epistola, se dan además, muy pocas referencia sobre Tito, encontrando solamente
que este va a Jerusalén con Pablo. Gálatas nos aporta otra pista, y lo describe
en el capítulo 2:1-3, como un griego no circuncidado. En esta
misiva, tampoco el apóstol hace mención del viaje de Tito a Creta, aunque la
tradición posterior lo hace aparecer como el primer obispo de este lugar. Aquí
Pablo deja en claro, que la iglesia es presentada como columna y fundamento de
la verdad cristiana, lo encontramos en 1ª. Timoteo 3:15, y la casa de Dios como
una comunidad cristiana administrada por el obispo. También se escribe en esta,
la idea de enfrentar a los falsos maestros que ponían en peligro la fe de la
comunidad (Tito 1:10).
Asimismo, en la
carta dirigida a la comunidad de los Hebreos, encontramos herramientas y
elementos, que nos hacen pensar que existe una tensión por adjudicar la autoría
de la misma al apóstol Pablo, pues esta, no nombra como primera instancia un
emisor, ni un destinatario; por lo tanto no pretende, como en los otros
escritos pseudoepigraficos, haber sido escrita por nuestro personaje. Al
respecto, las diferentes tradiciones entran en pugna queriendo hacer una
exegesis de autoría, respecto a esta epístola, encontrándose, a Clemente y
Orígenes---teólogos Alejandrinos--- como comentaristas al respecto, los cuales
consideraban que la carta era de Pablo, pero que sin embargo hacían notar la
diferencia de estilo con respecto a las otras cartas emitidas por el apóstol, y
suponían que ella había sido escrita por un secretario autónomo que habría
mediado su pensamiento. Es a partir de Atanasio y para los posteriores padres
griegos que en su opinión, la carta indudablemente pertenecia al apóstol. Ugo
Vanni menciona al respecto lo siguiente: “…que la carta a los Hebreos se
encuentra entre la carta a los Romanos y la Primera carta a los Corintios, por
lo tanto es reconocida sin duda por Pablo…” Ugo Vanni Sj (2002).
Así mismo, en
occidente en un principio, la carta a los hebreos no fue incluida dentro del
corpus paulinum. Tertuliano considera que su autor es Barnabas (Bernabé). Cipriano
y Agustín no la conocen como carta de
Pablo. Sólo bajo el peso de la tradición oriental, Occidente la acepto como
carta paulina. Sin embargo, no está en el canon entre el grupo de las grandes cartas y en que le
correspondería por amplitud, sino que
figura en el último lugar y esto revela una duda evidente Ugo Vanni (2002).
Sin embargo
hablando en este sentido tan contradictorio, la carta es para la exegesis
contemporánea considerada como deuteropaulina por la particularidad del idioma
y las ideas. Pero podemos hacer notar que con respecto al contenido, que: la
carta puede ser relacionada con Pablo por diferentes temas. En ambos casos
Cristo es el mediador de la creación, que desde la eternidad estaba en la
Gloria divina, siendo este en el tema central el mediador entre los hombres. En
la misiva dirigida a los hebreos, se nombra “los hermanos de Italia les envían saludos”, se nombra a Italia,
como punto de referencia, esto puede significar que los emisores estaban en
Italia, o bien que entre ellos hay hermanos que provienen de ese lugar, y que
ahora envían allí los saludos. En conclusión sobre esta epístola, podemos decir que, existen contradicciones
sobre el autor o la autoría de esta misma, asimismo encontramos muchas
peculiaridades textuales y literarias,
históricas y exegéticas sobre la misma. Pues la
persona y el nombre del autor son desconocidos. Tratar de adivinarlos
seria vano e inútil (se han barajado los nombres de Barnabas quien es mejor
conocido como “Bernabe”, Lucas, Apolo y también los nombres de Aquila y
Priscila.
Tratar de
especular sobre esto, es caer en contradicciones de toda índole, pues la biblia
a ciencia cierta, no es especifica al respecto; tampoco se dan detalles sobre
el autor, lo cierto es que, el autor de
la epístola fuere quien fuere, es también un gran maestro de formación y de espíritu,
con un alto grado de conocimiento en la ley (torah) y los profetas. Así mismo
podemos decir que la carta a los hebreos es un grande y especial legado de la
sinagoga helenista a la Iglesia. La figura de Pablo es muy contradictoria en
todos los niveles de comprensión y de estudio, debido a su figura y al peso que
representaba su imagen y su fama. Es por ello que cada paso que demos en cuanto
a tratar de entenderlo, siempre será un poco complicado. Además, aunado al misticismo que encierra su
personalidad, la comunidad de sus seguidores, las diferentes tradiciones que
han tratado de especular o de seguir sus enseñanzas, Pablo el apóstol, siempre
dará que hablar, y sobre todo siempre será objeto de estudio no solo teológico
sino cultural y étnico. Lo cierto es que Pablo dejo un gran legado cultural y
dejo además un fabuloso y maravilloso aporte literario e histórico, así como un
gran aporte teológico a los escritos sagrados. Nadie ha podido superar las
enseñanzas y los escritos de este
maravilloso Hombre, sus cartas dan un panorama de su biografía, sus obras, dan conocimiento para entender al mas grande de todo los hombres, el que curiosamente un día lo llamara
camino a Damasco y me refiero al hijo de Dios, a Jesucristo.
Bibliografia.
[1]
Donati, Julio, Libro de estudio sobre “La vida y los viajes del apóstol Pablo”
pp 1-2.
[2] VANNI
ugo, Las cartas de Pablo, Editorial Clarentiana, 1ª. Edición, 2ª. Reimpresión, Buenos Aires 2006, pág. 7.
[3] VIDAL, Senén “Pablo” De Tarso
a Roma Colección Presencia Teológica, Editorial Sal Terrae Santander, 2007.
Pág. 2.
[4]
Ibídem, pags.17-19.
[6] La palabra “evangelio” proviene
del griego “εὐαγγέλιον”,
“euangelion”, que a su vez, proviene de la composición de dos
términos: “eu” (“εὐ”),
bueno/a; y “angelion” (“αγγέλιον”),
noticia, mensaje, dando, por lo tanto, “la
buena noticia”. La raíz “eu” está presente en muchas palabras
españolas. Así “eutanasia”,
la buena muerte; “eufemismo”,
lo que suena bien; “Eulalia”, la
que habla bien; y tantas otras. En cuanto a “angelion”, es una raíz presente en
otras palabras españolas como “ángel”,
que al fin y al cabo, no significa otra cosa que el que porta el mensaje, el
mensajero.
De entre los evangelistas, sólo en Marcos vemos utilizada la palabra, lo que acontece en tres ocasiones. En dos de ellas -la tercera la analizamos más adelante-, su utilización tiene una clara relación con su significado originario de “buena nueva”, “buena noticia”, y aparece en boca del propio Jesús:
“Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará” (Mc. 8, 35).
De entre los evangelistas, sólo en Marcos vemos utilizada la palabra, lo que acontece en tres ocasiones. En dos de ellas -la tercera la analizamos más adelante-, su utilización tiene una clara relación con su significado originario de “buena nueva”, “buena noticia”, y aparece en boca del propio Jesús:
“Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará” (Mc. 8, 35).
https://www.religionenlibertad.com.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad
Bíblica de España.
[8] La palabra latina “Biblia” se
deriva, a través del latín, de la palabra griega biblia (Libros). Que se
refiere a un catálogo de libros que la Iglesia Cristiana reconoce como
canónicos. El vocablo canon tiene origen del griego kanon que es de origen
semítico. En el hebreo la palabra qaneh que significaba caña, la que era
utilizada por albañiles y carpinteros como una regla para tomar medidas. En la
era cristiana, adquirió un sentido metafórico para referirse a las normas de fe
y doctrinas. Desde el siglo IV d.C., los cristianos se refieren al canon como
una lista autoritativa de los libros que conforman las Escrituras, tanto el
Antiguo como el Nuevo Testamento. Con ese significado específico, probablemente
la palabra canon fue utilizada por primera vez en el año 367 por Atanasio,
Obispo de Alejandría. Cada libro, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento,
para que pudiese formar parte del Canon tuvo que pasar por un exhaustivo
proceso de revisión y aprobación. En resumen, la custodia de la integridad del
Canon veterotestamentario le fue divinamente encomendada al pueblo judío y la
revisión del Canon neotestamentario a la Iglesia de los primeros siglos. Hay
libros que fueron duramente cuestionados antes de ser aceptado en lo que hoy es
nuestro actual Canon. La Iglesia ha decidido, a lo largo de los siglos, poseer
un catálogo de libros canónicos con los objetivos de: definir qué es revelación
y doctrina; impedir la adulteración de su contenido; evitar y confrontar las
herejías; y para que los creyentes de todos los tiempos puedan estudiar y vivir
de acuerdo a los principios que Dios establece. GALLARDO
Gómez, Julio. La formación del canon Bíblico, Iglesia Pentecostal Apostólica,
Templo Central, pags. 1-2
[9] En
la Epístola a los Colosenses bíblica Pablo hace mención sobre una carta que
escribió también para la comunidad de Laodicea (laodicenses). Pero esta carta
ya no se encuentra en las sagradas escrituras actuales por eso, y después de
muchas investigaciones, la carta ha sido considerada como perdida. Pablo reprende
a la comunidad debido a su recaída en la esclavitud de la ley y la exhorta al
retorno. 01 Pablo, un apóstol de Jesucristo por la Voluntad y la Gracia de
Dios, y el hermano Timoteo. Col 1:1 02 A la santa comunidad de Laodicea y a
todos los hermanos en Jesucristo que están en ella, y a los sabios en el
Espíritu de Dios: «La Gracia esté con vosotros y la verdadera Paz de Dios,
nuestro Padre, en el Señor Jesucristo. Col 1:1; Ap 3:14 03 Nosotros
agradecemos, alabamos y glorificamos siempre a Dios, al Padre de nuestro Señor
Jesucristo, y llevamos muchas preocupaciones y oramos por vosotros a Dios todo
el tiempo. Col 1:3; Ro 1:8. El contenido de la
Carta a Laodicea muestra por sí solo, por qué esta carta no fue tomada en
cuenta al definir que libros se considerarían para el llamado Canon de la
Iglesia que estableció al principio el sistema religioso católico. Los
Laodicenses y los Colosenses habían caído en un cristianismo clerical basado en
ceremonias, fiestas, etc., en contraposición con lo que Jesús enseñó sobre un
cristianismo espiritual. El apóstol Pablo criticó este asunto con gran firmeza
en esta carta debido a las ceremonias paganas introducidas. Es claro por el
contenido de la carta, que el Clero Católico no soportó estas críticas, y
que luego desapareciera la carta de Pablo tan fácilmente, aunque estamos
seguros que no fue debido a falta de cuidado o casualidad.
Esta carta es para su lectura, estudio y consideración. Esta carta es la
número15, que es la totalidad de cartas que tenemos de todas las cartas
escritas por Pablo, nuestro apóstol elegido por Jesucristo para poner el
fundamento y darnos toda la revelación del evangelio de la gracia del pacto en
que vivimos plenamente desde el año 70, ya que se sabe que le escribió más de
dos cartas a la comunidad de Corinto.
[10]
Einsembaum, Pamela, “Pablo no fue Cristiano”, editorial verbo divino, pag.29.
[11]
Ibídem pag.22.
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