Hablar de valores Universales, en nuestros tiempos y
tomando como referencia nuestro contexto actual, se vuelve tedioso y casi imposible, diversas
teorías hasta el momento, no se han podido poner de acuerdo acerca del problema
axiológico que representa y mucho menos del impacto ecosocial al que nos
referimos y al cual nos enfrentamos.
Aunado al mecanismo
ideológico de un sistema que nos induce en una maraña de mercado, patrocinado
por la competencia y el consumismo; pero que sin embargo con todo este tejido ensombrecido por el Espíritu del capitalismo y toda su falacia
hegemónica. Ahora bien, esto, podría discernirse desde las diferentes
disciplinas establecidas para ellos, sin embargo, el fenómeno adquiere mayor
relevancia, cuando están de por medio la dignidad de los seres humanos, el
derecho a vida digna y el sometimiento a la demagogia despótica del lucro y de
la destrucción---demagogia despótica, porque es un discurso utópico, cargado de
retórica y de espíritu lucrativa; y destructiva, porque con estas acciones, el ser
humano no solo se destruye solo, sino que, destruye su entorno y su universo; y
que paradójicamente es de manera racional---Donde cada día más el consumismo y
la estructura de sistema capitalista nos absorbe, a un exagerado fenómeno de
competencia en todos los sentidos,
“Tal vez como nunca antes, el tema de los valores
cobra hoy una importancia capital
para los destinos
del género humano.
Se trata de una relevancia no sólo teórica, Sino, sobre
todo, práctica. Vivimos la paradójica situación de un mundo que dispone de
altísimos niveles de desarrollo económico
y tecnológico y sobre el cual se ciñen, sin embargo, los más amenazantes peligros que haya tenido que
enfrentar la humanidad en toda su historia. Peligros que provienen no de fuentes
puramente naturales, no de imaginarios ataques extraterrestres, sino –he ahí la paradoja– del propio accionar humano. Las catástrofes “naturales” son cada vez menos naturales y el reiterado anuncio hollywoodense de una
guerra intergaláctica ha encontrado
su correlato real en conflictos cada vez más terrenales. Mientras
tanto, una masa creciente
de mujeres y hombres, de niños y ancianos –muchas
veces olvidados, lamentablemente, por ecologistas y por Hollywood–
carecen de las condiciones más elementales
para una vida que dignifique el calificativo de “humana”, en circunstancias –y he
ahí de nuevo la paradoja– en que los niveles
productivos y tecnológicos alcanzados son más
que suficientes para
otorgarle una vida digna a cada ser humano”.[1]
Así comienza
su libro José Ramón Favelo[2] “Los
Valores Universales y sus Desafíos Actuales” (2004). Obra magna que le ha
validos múltiples premios, tanto en su país de Cuba como en otros países ---más de 50 para ser exactos--- donde expone
de manera contundente o al menos desde
otra perspectiva, el problema axiológico
de los valores, comenzando con la semántica de estas Virtudes, y terminando con
los desafíos a los que se encuentra hoy día dichos preceptos. Muchas de las
cuestiones y fenómenos sociales y naturales en su mayoría, son producto del
accionar del hombre y que por supuesto tienen injerencia con los valores, con
la moral y la ética.
Son por la
ausencia de estos, que el ser humano se vuelve depredador y que
conscientemente, destruye todo en cuanto está a su paso, procurando adaptar su
entorno a sus necesidades, no importándole en lo más mínimo el cuidado del
ecosistema.
Los valores Universales, son
importantes dentro del ámbito de la Moral y la Ética, son elementos que
influyen profundamente en nuestro comportamiento, y sobre los cuales la
filosofía y las diferentes ciencias que analizan el comportamiento humano han
intentado reflexionar e investigar. Limitamos nuestra conducta en pos de la
posibilidad de poder convivir con otros.
Son múltiples las líneas de
pensamiento filosóficas que se han planteado interrogantes al respecto de estos
temas y que han explorado los conceptos elaborados por tal de darles una
explicación.
La
sociedad, actualmente, vive o está sumergida más bien en una creciente---y cada
día más---crisis de valores. No es posible, ni con tantos, teorías, ni ciencia,
ni tecnología, mucho menos con tanto avance en el arte o en el conocimiento
hasta nuestros días, establecer que es lo bueno y que es lo malo, ni siquiera
hemos podido acercarnos a la más ínfima realidad a este complejo sistema de
virtudes, los cuales por una razón u
otra, despliega parámetros de conductas o normas y reglas de la misma.
Hoy
día el dinamismo social, recapitula un creciente retroceso, hacia el sistema
conductual de las personas. Se ha perdido, la preocupación por la alteridad,
por el otro, por los que cohabitan con nosotros en el universo, por la
ecología, por el cuidado de los otros
seres vivos que vivimos el planeta tierra; tanto
plantas como animales y a esto se le llama ecología.
El
hombre no solo ha sido depredador de su misma espacie[3] sino que ha sido el mayor
y máximo depredador de todas las especies que lo rodean.
Ya
los principios y virtudes que permean la Justicia y el derecho, se han perdido
u olvidado, las relaciones sociales se han volcados tensas en la mayoría de los
casos; nuestras relaciones sociales, son marcadas por un fenómeno hegemonía
llamado mercado, por la competencia dejando de lado el sentido de armonía, de
cooperación de solidarizar, de comunicación y de inclusión, hoy hablamos de
competencias de individualismo, de oposición, de rivalidades, de dominación, la
lógica de superioridad de enseñanza ha traspasado sus fronteras físicas y materiales,
nos hemos constituidos en un animal que razona para mal, para hegemonizar, para
destruir, para representar superioridad, somos seres destructores y
devastadores, sin principios, ni virtudes, ni valores, sin ética y moral.
Hemos
cambiado nuestro contexto, nuestro mundo, nuestro entorno, y, hemos además,
adaptado a la naturaleza a nuestra forma de vivir, estamos transformándola,
a nuestra practicidad, a nuestra creencia, a nuestros intereses, a nuestra
forma de vida, aunque con ello, se rompa los parámetros de las leyes naturales
o peor aún que los imperativos categóricos universales de la naturaleza, queden
lacerado, maltratados y descompuestos, olvidados que por ende, la misma
naturaleza, tarde que temprano, nos tenga que cobrar la factura y que en mucha
de las cosas, con creces difíciles de pagar, entramos en una especie de “Karma
Social”.
Por
ende, se descomponen las formas de estructuras entre las comunidades, entre las
organizaciones, entre los grupos en general, entre los seres humanos. En
este mismo sentido, el hablar de ética o de moral, se provee casi imposible en nuestra época. La
conducta humana se ha pervertido mucho más, en los últimos 50 años, que desde
la época de las cavernas.
No
podemos avanzar en este tipo de temas, mientras el ser humano no tenga claro y
entendido de manera casi imperativa (imperativo categórico Kantiano)[4] el sentido de comunidad. Esta sociedad actual, ha perdido este sistema
deontológico de principios y se ha convertido en un robots, deficiente,
reproductor y consumista, enajenado por la
mercadotecnia, y dependiente de manera total al consumismo. Provocando con esto:
la autodestrucción de la humanidad, calentamiento global, ecocidios, incendios
masivos de bosques, contaminación de ríos, de mares, lagunas y mantos acuíferos.
Paradójicamente Favelo, menciona en esta
misma obra ---citada arriba--- que: aunque tenemos altos niveles de desarrollo,
tanto económico como tecnológico, y, sobre el cual se ciñe sin embargo los más
amenazantes peligros que haya enfrentado la humanidad en toda su historia.
Peligros que sin embargo, no provienen
precisamente de fuentes naturales,
ni de ataques extraterrestres, sino que he ahí la paradoja. Estos fenómenos y
problemas los ha ocasionado el accionar del hombre. Y que, los avances
tecnológicos, y los sofisticados sistemas de desarrollo, no han sido necesarios
ni han tenido la suficiente eficacia, para otorgarle una vida digna, no solo al
ser humano, sino al planeta mismo. Hoy día Pues, son más las catástrofes y cada vez son menos naturales; nos hemos olvidado, estando afanosamente en
cubrir nuestras necesidades, que, existen otros seres a nuestro alrededor.
Los
valores suplen, en la sociedad, la función que en otras especies desempeñan los
instintos biológicos, sobre todo, el del auto conservación. El hecho de que el género
humano haya puesto en peligro su propia supervivencia es el más claro indicador
de la aguda crisis de valores que la humanidad está enfrentando actualmente. La
comprensión de esta crisis, en sus sentidos más profundos es un requisito imprescindible
para su superación, y ello presupone indagar en el complejo mundo de los
valores humanos.
Urge tomar las
riendas, ya enserio de nuestras vidas, necesitamos de manera prioritaria voltear
al lamento de la tierra. Los quejidos y
llantos de nuestro planeta se escucha por doquier sin que el hombre haga nada
por callarlos, o al menos se ponga manos a la obra para una medida a tal dolor,
ensordecemos nuestros oídos y cegamos nuestros ojos, y un sistema ideológico,
filosófico y bien estructurado, nos empuja cada vez más a las garras de la
desobediencia al clamor natural.
La entrega de un
ser---Jesus---se ha politizado, se ha economizado, pero no se ha socializado,
no se ha entendido. El hombre ha vuelto su afán en un interés económico, a tal
grado que su único objetivo es capitalizar de manera sustantiva, su tiempo, su
espacio, y en su entorno. Pareciera que cobra vida el espíritu capitalismo
sobre el sentido humano, sobre el sentido armónico, y sobre los principios,
normas y leyes naturales que rigen a la sociedad.
Hay una pugna
social de aculturación[5], valiéndose de aparatos
ideológicos en la cual según Althusser[6] : Se pone
de manifiesto entre otros la reproducción de los medios de producción y la
forma como estos “unen” aparentemente a los obreros en la producción de un
determinado producto. Consecuencia directa de esta normalización según
Althusser aparece la división del trabajo y la entonces normalidad que este
tiene en la vida del obrero, para quien “no hay más vida que la que el mismo
funcionamiento de la máquina le dé”. En este mismo capítulo pone de manifiesto los
conceptos de infraestructura y superestructura. La primera hace énfasis en la
calidad de los trabajadores que ejercen su labor desde una perspectiva de
utilidad mas no de reproducción, y la segunda es la que determina las
condiciones en las que se deben dar estas reproducciones, y aquello que está
permitido en ser reproducido por ellos.
El
estado, Según Althusser (y aquí acude a la teoría marxista del Estado) al ser el Estado un
agente represor, que tiene en su poder el monopolio legítimo
de la fuerza y que a su vez lo hace legítimo, se describe a sí mismo como
eterno y lo reproduce en la infraestructura, que a su
vez le dará el poder legítimo que tiene. Sin embargo, esta reproducción no la
puede hacer una sola persona, ya que se acude a varios instrumentos como lo
son:
ü Lo religioso (el sistema de las distintas iglesias)
ü La escuela (el sistema de las distintas “Escuelas”, públicas y
privadas)
ü La familia (la familia cumple, evidentemente, otras funciones
que la de un AIE. Interviene en la reproducción de la fuerza de trabajo. Es,
según los modos de producción, unidad de producción y(o) unidad de consumo)
ü Lo jurídico (“Derecho” pertenece a la vez al aparato (represivo)
del Estado y al sistema de los AIE)
ü Lo político (el sistema político del cual forman parte los
distintos partidos)
ü Lo sindical
ü Los medios de comunicación informativos (prensa, radio, T.V.,
etc.)
ü La cultura (letras, bellas artes, deportes)
A estos términos Althusser los denomina AIE (Aparatos
Ideológicos del Estado), como tales
estos instrumentos siguen una línea en la cual representan al Estado sin darse
cuenta, incluso en una parte crítica como la escuela que supone más debate,
Althusser cuestiona el papel del maestro que se esfuerza por generar elementos
discursivos diferentes, pero que finalmente no sirven de mucho, ya que la
reproducción viene desde su discurso. Mas estos discursos que ponen en práctica
el lugar que ocupa cada uno en la sociedad, según Althusser se ven reflejados
en la vida práctica. Además en filósofo explica que hablando precisamente de la
ideología, al ser puesta en duda y,
sobre todo, al decirse de ella que es una falsa conciencia creada, Althusser
señala que la ideología divide entre individuo y sujeto. El sujeto es partícipe
y actúa en algún punto de militancia en una ideología, luego el sujeto vive en
sociedad; en cambio, el individuo se pierde inmediatamente cuando nace, ya que
al momento de ponerle un nombre se pierde lo individual y se ve atado tanto a
la familia como a la escuela o al Estado. La ideología representa así una
relación imaginaria entre individuos con sus condiciones reales de existencia,
que, en última instancia, son las relaciones de producción a las que está
sujeto.
De esta manera,
siguiendo al filósofo francés, un
sistema hegemoniza su filosofía para someter a los más débiles. La solidaridad,
la armonía, la paz interna y la integridad del ser humano son historia.
Adoptamos una practicidad y la conducimos a un liberalismo total. El ser
humano, hoy día, la capacidad de argumentar tales defectos.
Los seres humanos,
nos hemos vuelto tan egoístas, que nos hemos olvidado de nuestro entorno, de
los otros y de nuestro planeta, del
oikos.
“Oikos, en griego antiguo se escribe
οἶκος (oíkos), significa ‘casa’.
En la Antigua Grecia, la casa
comprendía no solo el conjunto de bienes, sino también de personas que
constituían la unidad básica de la sociedad en la mayoría de las
ciudades-Estado.
Los oikos llegaban a funcionar
como una unidad económica y social, en la
cual se desarrollaban actividades agrícolas y pecuarias. En este sentido, el
oikos era la base de la sociedad griega antigua.
Como tal,
el oikos se constituía por una cabeza de familia o telestai,
que era el hombre de más edad, y su familia extensiva, es decir, que no solo
incluía a su familia nuclear, formada por su esposa e hijos, sino también a
varias generaciones de descendientes, y, finalmente, los esclavos. La vida, en
este sentido, estaba organizada en torno al funcionamiento del oikos,
pues a partir de este se satisfacían las necesidades básicas a nivel material,
ético y espiritual de las personas, es decir, aquellas que estaban asociadas a
la vida cotidiana de la gente de la Grecia Antigua.
De allí
que de la palabra oikos, en conjunto con nomos, que en
griego significa ‘patrimonio’, se haya derivado una palabra que designa un concepto
fundamental en las relaciones humanas: la economía.
De la
misma manera, podemos entender la
esencia de Jesucristo como lo establece la biblia en uno de sus pericopa
a saber:
La biblia dice en el libro de Mateo, en su
capítulo 6 versículo 11
lo siguiente:
“Danos
hoy el pan nuestro de cada día”[7]
Jesús nos enseña a orar a
Dios que nos dé el pan de cada día
(Mateo 6:11).
Obviamente, Jesús no les estaba diciendo a sus discípulos que solo oraran por
pan. Pero el pan era un alimento básico en la dieta de los judíos y lo había
sido durante muchos años. Por otra parte, el pan era un símbolo poderoso en el
Antiguo Testamento de la provisión de Dios con su pueblo.
Recordamos cómo Dios cuidó
de los Israelitas cuando estaban en el desierto después de su salida de Egipto.
La vida en el desierto era difícil, y pronto la gente comenzó a quejarse de que sería mejor volver a estar en
Egipto, donde tuvieron comida excelente para comer. En respuesta a estas
quejas, Dios les prometió hacer “llover pan del cielo” (Éxodo 16:4).
A la mañana siguiente, cuando la capa de rocío se evaporó, había sobre la superficie
“una cosa delgada, como copos, menuda, como la
escarcha sobre la tierra… Era como la semilla del cilantro, blanco, y su sabor
era como de hojuelas con miel” (vv. 14, 31). Cuando Dios alimentó
milagrosamente desde el cielo a su pueblo, lo hizo dándoles pan.
Es interesante que en el
lenguaje de la cultura occidental, a veces nos referimos a una de las personas
en el matrimonio (lo que solía ser casi exclusivamente del marido, pero no
tanto en estos días) como el asalariado del hogar. Sin embargo, más coloquialmente,
llamamos a esa persona el “que trae el pan a la casa”. Incluso en
nuestra jerga, usamos la palabra pan como sinónimo de “dinero”. El pan
sigue siendo, al menos en nuestro idioma, un símbolo poderoso de la base
rudimentaria de provisión para nuestras necesidades. En tiempos antiguos por
ejemplo el pan se convertía en algo simbólico, pero también algo muy necesario.
Oseas es un claro ejemplo de esta referencia, veamos algo acerca de este libro
en sintonía con la importancia del pan.
“El pan era un artículo de
consumo de mayor importancia en el antiguo cercano Oriente, y el precio de los cereales es un índice infalible
de las condiciones económicas en
cualquier periodo dado. En la primitiva Babilonia el grano de trigo constituía
la unidad básica para el sistema de pesas, y los cereales remplazaban el dinero
en el comercio. Oseas pago en grano parte del precio de su esposa[8].
Si bien contamos con mucha
información en referencia a los cereales, son muy escasas lo referente al
precio del pan, porque generalmente lo hacía cada ama de casa…..Probablemente
el pan que se consumía mayormente era el de cebada y el hecho de alimentar a
los caballos con esta misma, no significaba que se le diera menor
importancia….no es de extrañarse que un artículo de vital importancia haya
dejado, no solamente marca en la cultura sino también en el lenguaje, de igual
manera en simbolismos. La palabra pan, se refería también a la comida en
general; también el pan se utilizó para comidas sagradas”[9]
Veamos ahora un ejemplo de
la incertidumbre de no tener este artículo básico:
“Después de que termino la Guerra de Corea, Corea del Sur se
quedó con un gran número de niños huérfanos. Hemos visto lo mismo en el
conflicto de Vietnam, en Bosnia, y en otros lugares. En el caso de Corea,
muchas agencias de ayuda llegaron para hacer frente a todos los problemas que
surgieron por consecuencia de tener tantos niños huérfanos. Una de las personas
que fue parte de este esfuerzo de ayuda me comentó de un problema que
había encontrado con los niños que estaban en los orfanatos: A pesar de
que a los niños se les proveía tres comidas al día, llegando la noche se ponían
inquietos y tenía dificultad para dormir. Hablando más con ellos, se dieron
cuenta de que la ansiedad se debía a la incertidumbre de si tendrían comida
para el día siguiente”.
Para ayudar a resolver
este problema, los trabajadores de ayuda de un orfanato en particular
decidieron que cada noche cuando los niños se fueran a la cama, las enfermeras
les pondrían un pedazo de pan en cada una de sus manos. El pan no era para que
se lo comieran sino para que lo pudieran sostener en sus manitas mientras se
quedaban dormidos. Era como una “manta de seguridad” para ellos, recordándoles
que habría provisión para sus necesidades diarias. Efectivamente, el pan les
calmó la ansiedad y los ayudó a dormir. Del mismo modo, a nosotros nos consuela
saber que no nos faltara comida, o “pan” para suplir nuestras necesidades físicas.
Tenemos entonces que, la
petición que se encuentra en el Padre Nuestro, nos enseña a venir al Señor con un espíritu
humillado dependiente de Él, pidiéndole que supla nuestras necesidades y que
nos sostenga diariamente. No se nos da licencia para pedir grandes riquezas,
pero se nos anima a hacer conocer nuestras necesidades a Él, confiando en que
Él proveerá.
Pareciera como si la mano
de Dios nos es invisible y que no podemos discernir su misericordia providencial
en nuestras vidas, puede ser por la manera en la que oramos. Tenemos una
tendencia a orar en general. Cuando oramos en general, solo vemos la mano de la
providencia de Dios en lo general. Al entrar en la oración, por medio de la
conversación y comunión con Dios, hay que poner nuestras peticiones delante de
Él. Al derramar nuestras almas y nuestras necesidades en específico veremos
respuestas específicas a nuestras oraciones. Nuestro Padre nos ha invitado a ir
a Él y pedirle nuestro pan de cada día. Él no fallará en proveerlo.
Ahora bien el mismo texto,
tomado del lenguaje original griego se traduce de la siguiente manera:
“El pan de nosotros, el de
cada día da a nosotros”[10].
Como podemos apreciar, en
el lenguaje original griego, se repite la palabra “nosotros” dos veces, a diferencia de la traducción Reina Valera;
así mismo, hay una petición de continuidad y progresión, que puede traducirse
como una súplica constante y un ruego de manera cotidiana y de rutina. Podemos
entender entonces, que, el ser humano debe asimilar que la bendición y las
cosas que posee, en primera instancia es provista por Dios; pero que, a la vez, es preocupación de todos,
es ruego de comunidad, de grupo y no de uno solo y que es para compartir, en
unidad y de armonía. Y que además la palabra “da”, es relativo al verbo en infinitivo dar; y que
nos da a entender que, el único proveedor, es, ese
ente divino llamado Dios.
El cuestionamiento que nos
surge ahora, es como poder reconciliar a la necesidad de esta sociedad en un
sistema hegemónico y consumista, como sanear esas necesidades desde las
diferentes disciplinas. Su propuestas alternativas---porqué algo debe hacerse y
de manera inmediata---que opciones tienen ahora, no solo los necesitados, sino
la sociedad en su conjunto, tengo la idea firmemente que la sociedad en
general, es más el planeta mismo gime por que se le atienda, las relaciones
sociales están decayendo, no hay virtudes, valores ni mucho menos ética y
moral, no se encuentra un equilibrio en el existir del ser humano. No hay
planteamiento nuevos y frescos que ofrezcan nuevas opciones de cambios,
seguimos por la misma línea trazadas desde hace muchísimo tiempo y esto nos
está llevando a la aniquilación total. Como poder entonces llevar ese alimento,
ese pan, como sufragar la hambruna de los países o de las comunidades, como
cambiar el rumbo de la filosofía de la humanidad para que abandone el
egocentrismo de poder y se centre en un coperacionismo social, un
coperacionismo social, donde, las riquezas sean repartidas para que todos
posean, para que todos tengan y no haga falta nada a nadie, exactamente como lo
experimentaron los primeros cristianos[11] según el mandato de Dios;
en un oikos divino, en un ambiente de convivencia, de sentido social, de armonía en un jobel.
Conclusión.
La iglesia o más
bien el mundo cristiano está en crisis, en todos los sentidos, tanto material
como espiritual. La iglesia se ha hermetizado y ha cerrado su círculo en torno
a un ego-íglesismo, en un ferviente derroche
de dogmas y presunción de reglas y normas humanas, a tal grado que el mensajes
oikos, que los principios deontológicos divinos de yobel, armonía y jubilo; de
unidad, solidaridad y comunidad; han brillado por su ausencia, hay un
extrañamiento continuo de dichos preceptos, pero hay un notable sentido de
patriotismo eclesiástico y de envestidura cristiano-humanizado. Que lejos de
ayudar a perjudicado la armonía, la santa cena (como llamado a la partición de
los alimentos) y la convivencia en la convocatoria a la iglesia. Esta
envestidura cristiano-humanizado; se ha volcado en un sentimiento
“patriótico de identidad eclesiástica”,
donde cada quien busca satisfacer sus intereses en base a sus necesidades y
donde poco le importa encontrar ese equilibrio integral hacia uno mismo, pero
también hacia el otro, hacia la otredad y hacia la alteridad y hacia el
universo y la ecología. ¡Vamos, hacia el oikos!
El sentido divino
de preocupación por el otro, por la alteridad, por la comunidad, se ha
olvidado. Hoy día creo de manera tajante que la iglesia debe ser itinerante,
del camino, paseante y en pro de restauración. Restauración en el sentido
estricto de la palabra, no solo del alma, sino de manera integral; es decir,
restauración ecológica, más bien preocupación ecológica, ya que si seguimos en
esta sintonía, tarde o temprano la naturaleza y sus leyes, nos cobraran la
factura y con creces, y que a la postre será muy difícil de pagar (subsanar y
reparar).
Debemos concientizar
en los principios de valores, de moral y de ética, cultivando, transmitiendo y
fomentando las virtudes que de manera natural se nos ha otorgado.
Hace falta
proclamar el reino de los cielos o el reino de Dios, desde la humanización,
desde la concientización, desde la integralidad: individuo-individuo,
individuo-grupo, individuo-comunidad, grupo-comunidad, comunidad-universo,
universo-ecología, estas dicotomías serian interesante tratarlas, desde la
perspectiva deontológica; tomando a esta como un deber y no desde el derecho,
tomándola como obligación coaccionada. El cuidado de nuestra casa, de nuestro
entorno, de nuestro mundo incluyendo al otro e incluyendo también las
relaciones sociales que se ejercen dentro de este, debe ser prioridad, debe
sentirse patrimonio humano, debe ser una identidad, que válgase la palabra
identifique la racionalidad del ser humano.
No podemos dejar que una
ideología, que una filosofía y que el poder, hegemonice y politice los valores,
y que un sistema nos dicte lo que tenemos que hacer, aculturando nuestra
esencia de seres humanos, adjudicándose
además la patente de los principios éticos y de los principios morales. Tomando
en cuenta que la aculturación, La aculturación es el proceso a través del cual un
individuo, un grupo de personas o un pueblo adquieren y asimila los rasgos y
elementos de otra cultura diferente a la propia. De esta manera y por diversas
causas muchos individuos o grupos sociales han modificado o adaptado diversos
elementos culturales propios por otros, poniendo en peligro la pérdida de su
cultura. Cabe mencionar que la aculturación es un proceso que se ha dado
desde tiempos remotos a lo largo de la historia del hombre y desde el primer
momento en que hicieron contacto comunidades sociales diferentes. La
aculturación ocurre en diversos grados de intensidad según las modificaciones
culturales que se lleven a cabo, los cuales pueden ir desde los más leves, como
el uso de una nueva palabra, hasta los más perceptibles y notorios como la
modificación de un valor social. Por lo
general, son adoptados los rasgos de las culturas dominantes sobre las más
débiles. Es decir, se imponen los cambios pero de manera
asimétrica, porque aunque puede existir un intercambio mutuo de culturas, una
siempre va a sobresalir y dominar en la otra.
Se puede apreciar como claros ejemplos de
aculturación todos aquellos casos de pueblos colonizados, en los cuales las
costumbres externas fueron más dominantes y, en algunos casos destructivas,
sobre aquellas que modificaron o alteraron. La aculturación es un proceso
constante, bien sea por causa directa o indirecta de la globalización, de los
intercambios económicos o de los avances tecnológicos que facilitan la
interconexión y comunicación, entre otros. En estos casos se puede hablar de
una aculturación alcanzada de manera pacífica. Sin embargo, también puede
lograrse a través de un proceso violento cuando se desencadenan enfrentamientos
armados y los grupos de mayor fuerza superan y dominan, de diferentes maneras y
entre ellas cultural, a los más débiles.
No obstante, la aculturación, bien sea
individual o grupal, no es un hecho puntual, por el contrario, se genera a
través del tiempo de manera continua y sistemática. Estas modificaciones toman
un tiempo en los cuales se percibe la resistencia y la dominación. En resumidas
cuentas, debemos concientizar a una sociedad agobiada, para hacer un cambio y
una transformación de mente, una
metanoia[12],
urge implementar a pasos agigantados una conciencia social, para rescatar, las
virtudes, naturales en el ser humano. Esas virtudes que se materialicen en
valores, que fortalezcan la moral y la ética, cultivando, enseñando y difundiendo los valores. La
iglesia tiene un claro compromiso, tanto hacvia la sociedad, como para con
Dios; pero que a ciencia cierta sabemos, tiene un alto compromiso, con ella
misma. Y creo que la iglesia al encerrarse en cuatro paredes y adoptar la
figura de una infraestructura, y al dejar de ser itinerante y del camino, ha
quedado deber a la sociedad, en esa sanación integral del ser humano. Nos falta
mucho camino por recorrer, pero es hora que la pronta reacción venga a
nosotros; encontremos la cordura y el
equilibrio. Encontrándonos a nosotros mismos, en el reino de Dios anunciado por
su Hijo Jesucristo.
[1]
Favelo Corzo, José Ramón, “Los
Valores Universales y sus desafíos actuales”, Editorial Libros en Red,
Colección insumos Latinoamericanos, año 2004, página 15.
[2]
José Ramón Favelo Corzo, es doctor en filosofía 1984. Trabaja en el instituto
de filosofía de la Habana, Cuba y en el
instituto de filosofía y letras de la universidad autónoma de puebla en cuba,
ha publicado más de 50 escritos en diversos países. Fue premio nacional de la
crítica Rizierri Frondizzi: pensamiento axiológico 1993; Mención del premio
Iberoamericano de Ética y los valores y sus desafíos actuales 2001. Y premio de
la academia de ciencias de Cuba.
[3] Lo afirmó, sin interrogaciones, el filósofo inglés Thomas
Hobbes y, al analizar su famosa cita "El hombre es
un lobo para el hombre", en 1651 el filósofo británicos
Thomas Hobbes aseguraba que el hombre es un devorador del mismo hombre en sus
propias palabras decía “que el lobo es un devorador del hombre” y que este está
en guerra permanente con las demás especies que la rodean, esto, en su estado
natural.
Todos en algún momento hemos hecho o pretendido
hacer lo correcto, o nos hemos sentido mal por no hacerlo. El concepto de
imperativo categórico de Kant está profundamente vinculado a este hecho.
Se entiende por imperativo categórico el acto o
proposición que se lleva a cabo por el hecho de ser considerada necesaria, sin
que existan más motivos para ser llevada a cabo que dicha consideración. Serían
las construcciones que se realizan en forma de “debo”, sin estar condicionados
por ninguna otra consideración, y serían universales y de aplicación en
cualquier momento o situación. El imperativo es un fin en sí mismo y no un
medio para lograr un resultado determinado. Por ejemplo, generalmente podemos
decir “debo decir la verdad”, “el ser humano debe ser solidario”, “debo ayudar
a otro cuando lo está pasando mal” o “hay que respetar a los demás”.
El imperativo categórico no tiene por qué tener un
sentido aditivo, sino que también puede ser restrictivo. Es decir, no se trata
solo de que hagamos algo, sino que también puede basarse en no hacerlo o dejar
de hacerlo. Por ejemplo, la mayoría de personas no roba o hace daño a otras por
considerar tal acción algo negativa. El imperativo categórico es un
constructo eminentemente racional, que pretende tratar la humanidad (entendida
como cualidad) como fin y no como medio para alcanzar algo. Sin embargo, se
trata de imperativos difíciles de ver en la vida real en este sentido, puesto
que también estamos muy sujetos a nuestros deseos y guiamos nuestra actuación
en base a estos.
[5]
La aculturación es el proceso a través del cual un individuo, un
grupo de personas o un pueblo adquiere y asimila los rasgos y elementos de otra
cultura diferente a la propia. De esta manera y por diversas causas muchos
individuos o grupos sociales han modificado o adaptado diversos elementos
culturales propios por otros, poniendo en peligro la pérdida de su cultura. Cabe
mencionar que la aculturación es un proceso que se ha dado desde tiempos
remotos a lo largo de la historia del hombre y desde el primer momento en que
hicieron contacto comunidades sociales diferentes. La aculturación ocurre en diversos
grados de intensidad según las modificaciones culturales que se lleven a cabo,
los cuales pueden ir desde los más leves, como el uso de una nueva palabra,
hasta los más perceptibles y notorios como la modificación de un valor social. Por lo general, son
adoptados los rasgos de las culturas dominantes sobre las más débiles.
Es decir, se imponen los cambios pero de manera asimétrica, porque aunque puede
existir un intercambio mutuo de culturas, una siempre va a sobresalir y dominar
en la otra.
Se puede apreciar
como claros ejemplos de aculturación todos aquellos casos de pueblos
colonizados, en los cuales las costumbres externas fueron más dominantes y, en
algunos casos destructivas, sobre aquellas que modificaron o alteraron. La
aculturación es un proceso constante, bien sea por causa directa o indirecta de
la globalización, de los intercambios económicos o de los avances tecnológicos
que facilitan la interconexión y comunicación, entre otros. En estos casos se
puede hablar de una aculturación alcanzada de manera pacífica. Sin embargo,
también puede lograrse a través de un proceso violento cuando se desencadenan
enfrentamientos armados y los grupos de mayor fuerza superan y dominan, de
diferentes maneras y entre ellas cultural, a los más débiles.
No obstante, la
aculturación, bien sea individual o grupal, no es un hecho puntual, por el
contrario, se genera a través del tiempo de manera continua y sistemática.
Estas modificaciones toman un tiempo en los cuales se percibe la resistencia y
la dominación.
[6]
Louis Althusser nació en Bir Mourad Raïs, Argelia francesa, y estudió en la Escuela Normal Superior (Francia), donde más tarde se convirtió en profesor de Filosofía.
Durante su juventud se siente fuertemente identificado con el cristianismo. Fue luego uno de los principales referentes académicos
del Partido Comunista Francés (en cuyo interior se involucró en agrias disputas
teóricas que desembocarían en su famosa autocrítica) y su
pensamiento puede ser considerado como una respuesta a múltiples
interpretaciones del marxismo, entre ellas el empirismo y el humanismo.
[7]
LBLA Biblia de estudio de las
Américas, año 2000, por Luckman Fundación.
[8] Oseas
3:2, Recupere, pues, a mi esposa pagando por ella quince monedas de plata y una
carga de y media de cebada y le dije: “te quedaras aquí conmigo mucho tiempo,
sin ofrecerte a nadie y sin traicionarme con ningún hombre, y yo tampoco tendré
relaciones contigo.” La Biblia
Latinoamericana, edición revisada 2005 Letra Grande, texto traducido del hebreo
y del griego, 57/a. Edición. Editorial Verbo Divino.
[9]
Nuevo Diccionario Bíblico certeza, el más completo, Segunda Edición en Castellano ampliada, F.F. Bruce y otros.
Editorial Certeza Unida, Buenos aires argentina.
[10] Tamez, Elsa, en colaboración con Isela
Trujillo E Irene Foulkes; “El nuevo testamento Griego”, palabra por palabra,
año 2012, editorial sociedad bíblicas unidas. Página 20.
[11]
Hechos de los apóstoles 4:34-35; “así que no
había entre ellos, ningún necesitado. Porque todo lo que poseían
heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles y se
repartían a cada uno según sus necesidades.
[12]
Metanoia (del griego μετανοῖεν, metanoien, cambiar de
opinión, arrepentirse, o de meta, más allá y nous, de
la mente) es un enunciado
retórico utilizado para
retractarse de alguna afirmación realizada, y corregirla para comentarla de
mejor manera. Su significado literal del griego denota una situación en que en
un trayecto ha tenido que volverse del camino en que se andaba y tomar otra
dirección.
Esta palabra también
es usada en teología cristiana
asociando su significado al arrepentimiento, sin embargo y a pesar de la
connotación que a veces ha tomado no denota en sí mismo culpa o remordimiento,
sino la transformación o conversión entendida como un movimiento interior que
surge en toda persona que se encuentra insatisfecha consigo misma. En tiempos
de los primeros cristianos se decía del que encontraba a Cristo que había experimentado una profunda metanoia,
como sinónimo de revelación divina o epifanía.
La metanoia también
es denominada por la religión católica, como una transformación profunda de
corazón y mente a manera positiva. Hay teólogos que sugieren que la metanoia es
un examen de toda actividad vital y una transformación de la manera como se ven
y aceptan los hombres y las cosas
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